La competición de esta edición del Festival de San Sebastián promete deslumbrar tanto por la presencia de algunos de los autores más interesantes del cine actual como por la de películas que sin duda darán mucho de qué hablar. También, asimismo, acogerá tantas estrellas en los próximos días que harían falta dos alfombras rojas para hacerlas caber a todas. Considerando ambas circunstancias, simplemente no se entiende que la película designada para abrir este viernes el certamen haya resultado ser la que es: 'El amor menos pensado', una anodina comedia romántica cuyo hábitat natural es menos el circuito festivalero que las multisalas -ya estrenada en Argentina, ha sido un éxito de taquilla-. Que la protagonice Ricardo Darín justificaría su presencia aquí de forma más convincente si las visitas de Darín a la muestra no fueran tan frecuentes que a estas alturas se han convertido en rutina.

“Es injusto que las comedias románticas tengan mala prensa”, aseguraba el actor poco después de la presentación de la película ante la prensa. “En el cine, después de todo, lo más difícil es hacer reír; y sobre todo hacerlo de forma elegante, usando buenos diálogos y situaciones verosímiles”. Debut tras la cámara del productor Juan Vera, 'El amor menos pensado' cuenta la historia de una pareja que tras 25 años de unión, y tras sentir la erosión de su vínculo a raíz de la marcha de su hijo a España, deciden de forma sorprendentemente pragmática que ya no se aman y que quieren seguir cada uno por su lado. Que acabarán la película reuniéndose nunca se pone en duda; cómo llegarán a ese punto es el supuesto dilema que propone la película.

Estererotipos

La reflexión a la que esa premisa invita sin duda es interesante -cómo encontrar pareja en la mediana edad—, y por eso es una lástima que Vera la desperdicie echando mano de situaciones estereotipadas y personajes caricaturescos que, en busca de la risa fácil, evidencian una actitud más bien reaccionaria respecto a las relaciones de pareja modernas. Por lo demás la película aspira a mantenerse en un punto intermedio entre la comedia y el drama, pero en lugar de eso permanece dando bandazos sin convicción entre un registro y el otro.

También otros aspectos del relato acusan similar falta de consistencia. A lo largo del relato Vera recurre a reflexiones literarias y estrategias narrativas como la ruptura de la cuarta pared de un modo caprichoso e innecesario; y, en el proceso, de forma reiterada los personajes se definen de forma muy específica en una escena solo para hacer gala de un comportamiento del todo contradictorio con esa definición en la siguiente. Mientras tanto, el empeño por tocar muchos temas -el síndrome del nido vacío, la crisis de los 50, la infidelidad, los roles de padres e hijos- hace que la película se prolongue hasta unos 135 minutos difícilmente defendibles. “Alguien me tendría que explicar por qué una película que dura más de hora y media es considerada larga”, protestaba Darín en cualquier caso. “Yo he visto algunas de 80 minutos que se me han hecho pesadísimas, y otras de tres horas que se me han pasado volando”.

También para el actor 'El amor menos pensado' es algo parecido a un debut: se trata de la primera película producida por Kenia, la compañía que creó junto a su hijo Chino Darin. "Un día me dijo: ‘Papá, no puede ser que no tengamos la oportunidad de gestar nuestros propios proyectos’", recuerda. “Yo intenté hacerme el sueco porque estaba en una época en la que quería trabajar cada vez menos. Y ahora, en cambio, resulta que estoy trabajando 48 horas al día. Es una locura. Hasta hace poco yo no tenía el pelo tan blanco”.