La muerte de Rocío Jurado pilló en el camino de la romería de El Rocío a numerosos seguidores y amigos, algunos de los cuales abandonaron la peregrinación al conocer la noticia para desplazarse a Chipiona y llevarle hasta allí un trocito de la aldea, como el grupo Los Marismeños, que cantó una salve rociera ante el féretro. La artista ocupó un lugar destacado en las numerosas misas y rezos de los romeros.