El año pasado, la revista Forbes lo incluyó como uno de los diez famosos que más confianza inspiran. Ser o no fiable es difícil de medir. Lo que es fácil es hacerlo con el currículo. Y en el caso de Ron Howard --productor y director, aunque también actor-- es abrumador. En los años 80 nos hizo soñar con películas como Cocoon . En los 90 nos enseñó cómo eran los astronautas (Apolo 13 ). Y, matemáticamente, entró en el nuevo siglo con un Oscar por Una mente maravillosa . Howard --que se atrevió a poner en pantalla la literatura de Dan Brown (El código Da Vinci )-- se enfrenta ahora a otro reto: el de contarnos uno de los duelos más genuinos de la fórmula 1. Con la rivalidad entre Niki Lauda (Daniel Brühl) y James Hunt (Chris Hemsworth) como telón de fondo, Rush es una película que huele a gasolina. Ron Howard (Oklahoma, 1954) visitó Madrid en agosto para promocionarla. Y cómo no, apareció ante la presa con su eterna gorra de béisbol.

--¿Es usted un gran seguidor de la fórmula 1?

--No especialmente. Pero me encanta el drama. Esta es una historia fresca y original. Los personajes son poderosos y tienen mucho corazón. Sin ponernos tampoco demasiado sentimentales porque Rush también es acción. Precisamente por eso, la fórmula 1 es un deporte muy cinematográfico. Todo esto es algo inusual en el cine. Ahora mismo no hay un filme que se parezca a Rush .

--No solo cuenta la rivalidad entre dos astros del volante. También recrea una época legendaria, los años 70.

--Por suerte hay mucho documental de aquella década, así que eso me ayudó muchísimo. Antes de empezar a rodar también vi muchas películas de aquellos años. Incluidos documentales de rock. Toda esa estética tan especial es la que transportará al público de Rush en el tiempo. Y lo hará de una manera genial. No estamos delante de una película de carreras. O, por lo menos, no solo de carreras. Lo que he intentado ha sido entrar en la psicología de los personajes. Cada uno tiene una perspectiva de vida diferente.

--Y una manera distinta de relacionarse con las mujeres. Lauda es serio. Y Hunt, un crápula.

--Las escenas con las mujeres son fundamentales porque revelan algo de ellos que nunca sabríamos si solo se les viéramos en la pista. Con ellas se quitan la máscara y vemos cómo son en realidad.

--Eso hace que la historia pueda gustar tanto a fans de la fórmula 1 como a los que no saben nada de coches.

--Claro. Aquí lo que hay es una combinación estupenda. Tenemos dos personajes únicos. Y, además, color, glamur, entretenimiento, conflicto.... Creo que Rush puede gustar a un público muy variado. Aunque cada uno se fijará más en un aspecto de la historia, claro.

--De momento, los que ya la han visto han sido los primeros espadas de la fórmula 1 en un pase privado que realizó usted.

--Fue un gran alivio la buena recepción por parte de todos ellos. Me dijeron que las carreras parecían auténticas y que había captado muy bien la psicología de la competición. Eso es algo que he descubierto cuando he realizado películas basadas en hechos reales. Hablé con matemáticos para Una mente maravillosa y con astronautas para Apolo 13 . Pero ellos nunca me podían explicar bien lo que hacían o cómo lo hacían. Lo mismo me ha pasado con la fórmula 1. Como cineasta, mi trabajo ha sido expresar a través de imágenes lo que a ellos les cuesta explicar con palabras.

--¿Conoce a Fernando Alonso?

--Por supuesto. Me consta que tiene mucha curiosidad por la película. A ver qué dice.

--Daniel Brühl ha trabajado con Tarantino en Malditos bastardos. Pero normalmente, le asociamos a un tipo de cine más pequeño. Y europeo. ¿Qué le hizo pensar que podía clavar a Niki Lauda?

--Fue Peter Morgan, el guionista, el primero en hablarme de él. Me dijo que conocía su filmografía y que podía ser perfecto para el papel. Organizó un encuentro y al verle estuve de acuerdo. Es ambicioso, creativo y valiente. Y, por cierto, puede que Rush suene a Hollywood, pero es una producción europea.

--¿Han tenido algún tipo de ayuda o colaboración de los ejecutivos de la fórmula 1?

--No mucha. Vamos, ninguna. Los que sí colaboraron fueron algunos pilotos históricos. No es que nos regalaran nada, pero tampoco nos cobraron nada. Entre otras cosas, nos facilitaron algunos coches. La verdad es que todo el dinero que teníamos se fue a la parte de producción. Los creativos no tuvieron tantas facilidades económicas.

--Usted, a lo largo de su filmografía, casi siempre se ha movido en presupuestos medios. ¿Qué opinión le prece el discurso de Steven Spielberg acerca de que en un futuro los cines solo programarán grandes y caras películas?

--Es la realidad y nos tenemos que acoplar. Los que quieran hacer dinero harán filmes de efectos especiales. Y los demás, pondrán su corazón en sus trabajos. Lo bueno es que hay público para estos dos tipos de cine. También hay que gente a la que le gusta el riesgo cuando entra en una sala. Aunque, no sé, a veces me pregunto si habrá espectadores para Rush , que ni es una segunda parte, ni está basada en un cómic. Pero, vamos, que no quiero sonar cínico. Hay realizadores que hacen películas de fantasía y efectos especiales y que no lo hacen solo por dinero. James Cameron, J. J. Abrams y Guillermo del Toro, por ejemplo. Ellos se expresan así, con ese tipo de cine. Creo que el público sí se da cuenta cuando el director ha puesto su corazón en su trabajo, tenga o no efectos especiales.