La diseñadora de moda Stella McCartney (en la foto, al final de uno de sus desfiles) ha demostrado que es un lince en los negocios y que no le debe nada a su famoso padre, el exbeatle Paul McCartney. Cinco años después de lanzar su propia marca de ropa, Stella puede enorgullecerse de haber facturado más de 34 millones de euros en todo el mundo, de los que un tercio corresponden a las ventas de sus colecciones en el Reino Unido.

Estos días McCartney, de 35 años, casada con el publicista Alishair Willis, con el que tiene un hijo y espera otro, mostrará en París su novena colección propia. La hija de Sir Paul tiene un imperio comercial que incluye tiendas en el elegante barrio londinense de Mayfair y en las cosmopolitas ciudades de Nueva York y Los Angeles, que venden joyería, gafas, accesorios y perfumes de creación. También ha diseñado una colección para una firma de artículos deportivos y una línea de productos para la cadena de ropa H&M. Stella trabajó durante unos años como diseñadora jefa de la firma Chloe.