El tercer Congreso Internacional de la Lengua Española bajó su telón en la ciudad argentina de Rosario con un homenaje al nonagenario escritor argentino Ernesto Sábato y después de casi cinco días en la que se hizo una decidida apuesta por la diversidad y el mestizaje de un universo de más de 400 millones de hispanoparlantes.

"Fue una verdadera fiesta de la lengua", dijo el presidente de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, antes de la ceremonia de clausura. "Este --agregó-- es el congreso que ha tenido mayor repercusión popular y mayor adhesión y entusiasmo de los participantes: va a dejar una riqueza de aportaciones, de reflexiones muy importantes".

El teatro El Círculo volvió a llenarse ayer para presenciar la última sesión plenaria. No hubo conclusiones. Apenas el resumen de lo que se dijo y discutió en las diferentes mesas redondas sobre la identidad lingüística y la globalización, los desafíos y oportunidades que esta depara. El cuarto Congreso se realizará en el 2007 en Cartagena de Indias (Colombia), un escalón en el camino que, según el director académico del Instituto Cervantes, Jorge Urrutia, debe llevar a lograr "la diversidad en la unidad" del español. "Es preciso --subrayó-- que seamos capaces de conciliar la difusión del español con el mantenimiento de las particularidades. Somos 400 millones de hablantes".

En Rosario se presentó la edición popular del Quijote, el punto de partida de las celebraciones académicas del cuarto centenario de la obra cervantina. A su vez, se dio a conocer el Diccionario Panhispánico de Dudas. Preparado por las 22 academias, cuenta con 7.000 acepciones (variedades regionales, extranjerismos) y establece una norma común para dilucidar los puntos conflictivos del idioma. También se anunció el Diccionario Académico de Americanismos.

SIN PALABRAS Uno de los momentos más emotivos del congreso se vivió ayer a mediodía durante el homenaje a Sábato. "Qué paradoja que un director de la RAE diga que no tiene palabras", dijo García de la Concha al hablar de Sábato.

El portugués José Saramago aseguró que el autor de Sobre héroes y tumbas era su "hermano mayor", al cual lo une una "implacable creencia en la razón". El escritor lo definió como "trágico y al tiempo eminentemente lúcido".

Sábato, de 93 años tuvo ayer su día. Sin fuerzas para hablar, se escuchó un fragmento de la novela Abbadon, el exterminador . Luego subió al escenario. Un solo grito envolvió la sala. Conmovido, Sábato no pudo disimular su llanto.