Cuando, con 36 años, Sergio debe aceptar que su mujer tiene a otro, que ese otro es su mejor amigo y que, en adelante, tendrá que volver a vivir con su madre e ir a recoger a su hija a su antigua casa los fines de semana alternativos, su mundo se hunde. O, al menos, eso piensa cuando se da cuenta de que deberá aprender a planchar, cocinar y poner la lavadora.

Esta historia, a priori muy trágica, es realmente el argumento "agridulce" de ¿Quién necesita a las mujeres? , la primera novela de Fernando Rueda, subdirector de la revista Interviú . El libro fue presentado el miércoles en el restaurante madrileño en el que el protagonista de la obra les da la noticia de su separación a sus hermanos y cuñados.

Después de seis volúmenes sobre espionaje, el periodista ha querido estrenarse en el género novelístico narrando las relaciones entre hombres y mujeres, pero "con la divertida intención de mirar desde el otro lado, el de ellos", explica Fernando Rueda. "Algo de momento inusual en este tipo de novelas", subrayó la periodista y escritora Julia Navarro, una de las madrinas del acto.

El objetivo, según el autor, es "crear a un personaje caótico que no se entera de nada, como muchos hombres", al que llegan miles de informaciones que le indican cómo debe comportarse ahora con las mujeres. "Aunque él sigue estando completamente perdido", confiesa Rueda.

TOQUE DE COMICIDAD Un humor que está presente a lo largo de todo el libro porque, según manifestó Carme Chacón, vicepresidenta del Congreso y otra de las madrinas de la novela, "el humor dulcifica una realidad que hoy es complicada". Realidad que, en el caso del protagonista, preocupa especialmente en lo concerniente a su hija, ya que descubre cómo, casi por inercia, su pequeña se queda con la madre cuando, al menos, habría que concederle el beneficio de la duda.

"El libro propone unas relaciones de igualdad reales, también en lo relativo a la paternidad", valoró Navarro, porque, según el autor, al separarse un hombre "todo el mundo piensa que es jauja, aunque la realidad es distinta". Chacón recalcó que, siempre desde este distendido punto de vista, la novela ofrece "un perfecto retrato de la sociedad en la que, además de pagar pensiones e hipotecas, el hombre debe aprender a sobrevivir".