Estos han sido años de proyectos aventurados para Rufus Wainwright, basculando entre las óperas (dos) y los sonetos de Shakespeare, y con un cíclico régimen de conciertos cuya última estación fue el 'All these poses tour', que le trajo el año pasado al Liceu. Vemos ahora cómo esa gira, apuntalada en sus dos primeros álbumes, preparó el terreno para el regreso de su yo más clásico, pop pero también folk, de piano y de guitarra acústica, de ganchos melódicos y de marejadas armónicas profundas. 'Unfollow the rules', que ha visto por fin la luz este viernes, después de aplazarse la fecha inicial, el 24 de abril, nos trae a un Rufus Wainwright con el que no nos topábamos desde los días de 'Want' (2003-04), recuperando modos primigenios y adaptándolas a su sonriente circunstancia de señor casado y padre de mediana edad (47 años el 22 de julio). Un Rufus que ya no necesita, entendemos, de las drogas químicas para motivarse, tan presto a la exuberancia como a la miniatura emocional, que nos deja las cosas claras en la primera canción, la hermosa 'Trouble in paradise', con esos coros frondosos tan propios de los viejos tiempos.

AQUELLA QUEBRADIZA INTIMIDAD

Es su primer álbum producido por Mitchell Froom (con créditos en discos de Randy Newman, Suzanne Vega y tantos otros grandes), y se diría que la misión ha sido restablecer el alma de aquel Rufus artesanal de los primeros cuatro discos, que se vería un poco decantada hacia la superproducción de signo contemporáneo en 'Release the stars' (2007) y su hasta ahora último álbum pop, 'Out of the game' (2012). Había una tenue excentricidad, y un fondo emocional vulnerable, y una quebradiza intimidad, en el primer Rufus que vuelve a asomar aquí en todo su cambiante esplendor: de los aires folk con vistas a Laurel Canyon de 'Damsel in distress' a las hechuras de soleado soft-rock de 'You aint big', y de ahí a esa radiante 'Peaceful afternoon', manifiesto de su bonanza existencial ante la puesta de sol. Vuelve el Rufus de balada al piano canónica ('Romantical man'), y el que despliega largos mantos de armonías para relamerse entre sus pliegues, como en 'Only the people than love'. Se abre paso el corte y confección de herencia 'bacharachiana' en 'This ones for the lady', y la señal de protesta alterada y con fondos electrónicos de 'Devils and angels (Hatred)', marcada a fuego por la era Trump. Y el polvo de estrellas que envuelve 'Leave alone'. Entre todos estos hallazgos, la pieza titular, con su desarrollo majestuoso, compuesta para la película 'Here and now', en la que Rufus nos invita a deshacer nudos y desoír reglas para encontrarnos a nosotros mismos. Se alza aquí como símbolo de una obra con aires de viaje purificador, que desmonta nuestras prevenciones naturales ante el enunciado del "disco de regreso a las esencias". - Jordi Bianciotto

'veinte' es un primer disco sobre dudas vitales y amorosas, pero también una obra de seguridad precoz: un pequeño clásico del género "música para bailar con lágrimas en los ojos", el mejor género. Apoyada por Aaron Rux en la producción, esta joven viguesa se marca una exhibición de intuición melódica y cultura pop (resuenan ABBA o The Carpenters) que engancha fatalmente. Intenten oír solo una vez canciones como 'Hoguera existencial', 'Si te vas' o, sobre todo, 'Dónde estás'. - Juan Manuel Freire

Referente en la producción musical, hace tiempo que Alizzz dedica esfuerzos a estimular el talento emergente a través de su propio sello. Prueba de ello es este EP, que se ha formado a partir de un concurso lanzado por el catalán. Animó a jóvenes artistas a cantar sobre bases -con sonidos latinos, R&B, trap- que tenía guardadas y ha seleccionado a seis de ellos (Kris Hollywood, Icy Amane, 4TOH, Santiago Weber, GKKO y Judeline). El resultado es sumamente satisfactorio con canciones con tanto presente como 'Tentaciones' - Ignasi Fortuny

El bagaje del músico de Vilanova i La Geltrú en las bandas sonoras se insinúa en este debut propenso al plano atmosférico y envolvente, ajustado al marco de la canción pop. Álbum convulso, de trazo autobiográfico, hecho de contrastes entre su voz sentida y las frías capas electrónicas, con texturas graves, perfiles futuristas y vestigios del trip-hop de Bristol. Allí se grabó '11', con los sintetizadores de Adrian Utley (Portishead) y, en 'You'll never catch me', la voz de Leonor Watling. - Jordi Bianciotto

Festival del groove. Se juntan Terrace Martin, Robert Glasper, Kamasi Washington y 9th Wonder, cuatro de los músicos clave en el ir y venir del jazz al hip hop y viceversa. Ritmos jugosos, riffs de saxo, bajos enormes y un buen rollo general que se vuelve agridulce cuando llega la canción clave del disco: 'Freeze Tag' -un estribillo infinito, soul a la vez antiguo y nuevo- condensa en poquísimos versos la tristeza y la desesperación por la violencia policial contra la población negra en los Estados Unidos. Sobrecogedora. - Roger Roca