Ernest Hemingway y Marlene Dietrich estaban hechos de material especial, ese que solo tienen algunos mitos. Ahora, gracias a 30 cartas que el premio Nobel escribió a la musa alemana entre 1949 y 1959 y que, a partir del lunes, estarán disponibles para el público en la biblioteca del museo presidencial John F. Kennedy en Boston, se puede comprobar hasta dónde su amor era también una maravilla para cualquier romántico.

El escritor y la actriz se conocieron en un crucero en 1934. Las misivas entre ambos muestran una relación platónica, íntima y sin llegar nunca a ser carnal, de mayor intensidad que muchas tórridas aventuras.

"Te estás haciendo tan bella que tendrán que hacer fotos de ti de casi tres metros de alto (...) Siempre podrás romper mi corazón por cinco centavos. Y yo pondré la moneda", escribió a la actriz el autor de la célebre obra Por quién doblan las campanas a una intempestiva hora --las cuatro de la madrugada-- el 19 de junio de 1950.

Su pasión tenía respuesta. "Querido Papa --escribió El ángel azul en 1951--. Pienso en ti constantemente. Leo tus cartas una y otra vez y hablo de ti a unos pocos hombres escogidos. He colocado tu foto en mi dormitorio y la mayoría del tiempo la miro con bastante impotencia".

Fue Maria Riva, la hija de Dietrich, quien donó en el 2003 las misivas que ahora salen a la luz, y que se suman a otras 31 de la actriz que ya donó al museo. "Se adoraban, pero no era algo sexual", ha manifestado Riva.