"Durante la mayor parte de mi trayectoria en Hollywood me he sentido como quien se baja del coche en medio de la carretera para echar una meada, y se pasa meando 15 años", nos aseguraba Shane Black hace unos días durante la presentación de Iron Man 3 en Londres, y con motivo. La suya es una historia de auge, caída y redención, nada infrecuente en el mundo de Hollywood. Pregúntenle si no a Robert Downey Jr., por ejemplo.

En 1986, tras escribir el guion de Arma letal , se convirtió en el nuevo chico maravillas de Hollywood por dar nueva vida al género de las buddy movies y sentar las bases de la mezcla de adrenalina y risas que define buena parte del cine de acción moderno. Gracias a títulos como El último boy scout (1991) se convirtió en el guionista mejor pagado del mundo, pero tras el fracaso en taquilla de Memoria letal (1996) --por la que había cobrado cuatro millones de dólares de la época--, fue sentenciado a una larga temporada en el infierno, regada con litros de alcohol y otras sustancias. "Llegué a perder el rumbo. No tenía fe en mí mismo, todo cuanto escribía me parecía malísimo. Probablemente parte del problema fuera que bebía demasiado. Pero al menos aprendí a tomarme las cosas con sentido del humor".

Un gran debut

En el 2005 Kiss kiss bang Bang , el sensacional debut de Black como director, momentáneamente prometió devolverle a la primera fila de Hollywood, pero la promesa no llegó a cumplirse. Al menos, no lo hizo entonces. En aquella película Black eligió a Downey Jr. para dar vida al protagonista pese a que en esa época todo Hollywood daba la espalda al intérprete, y aquel papel resultó ser providencial: gracias a él, Jon Favreau se fijó en el actor para dar vida al empresario superhéroe Tony Stark en Iron Man (2008).

El 2011, cuando Favreau decidió no volver a ponerse tras la cámara para dirigir esta tercera entrega, Downey Jr. llamó a la puerta de Black. "Quiero creer que Robert me estaba devolviendo un regalo; en su día yo le di la oportunidad de volver a ser una estrella. Me llamó y me dijo: 'Shane, tengo grandes planes para nosotros'. Y de repente, tras tantos años de lucha, tuve la oportunidad de dirigir una película realmente grande".

El método seguido por Black en Iron Man 3 está mucho más cerca del que lo convirtió en referente del género hace casi 30 años que del enfoque adoptado tanto por las dos entregas previas de la saga como por Los vengadores , verdadera predecesora de esta película. "Siempre pensé que, tras combatir a los alienígenas en Los vengadores , Iron Man necesitaba enfrentarse a un enemigo menos extraterrenal, más realista".

Después de todo, ese compromiso con la realidad es lo que principalmente le atrajo del tebeo en el que la serie se basa. "Compré mi primer cómic de Iron Man en 1966, y sentí que existía en un mundo que era mucho más real de lo acostumbrado en el universo de la Marvel. Recuerdo que en una de las primeras historias que leí Tony Stark resultaba herido en Vietnam, un lugar que, pese a ser solo un niño, yo desgraciadamente conocía muy bien por culpa de los telediarios".

Parece ser que el cambio de estilo ha resultado beneficioso: buena parte de las primeras reacciones ante Iron Man 3 ya la consideran la mejor entrega de las tres. "Las películas de acción actuales suelen tener un aspecto increíble, nunca oirás a nadie salir de ver una de ellas diciendo: '¡El sonido era terrible!'. El problema es que sus creadores no suelen prestar atención a la historia, cuando yo creo que precisamente la historia debería siempre ser lo más importante". En cualquier caso, parece ser que Iron Man 3 será el esperado pasaporte de Black al éxito, su oportunidad de dejar atrás las decepciones del pasado.

En todo caso, él no se arrepiente de nada. "Supongo que todas mis ausencias me han ayudado a aprender algo sobre mí mismo o a cambiar mi vida. He luchado contra mis demonios con el fin de recuperar mi inspiración. En realidad, no tengo más que gratitud por la recepción que he tenido a lo largo de mi carrera y las oportunidades que se me han dado".