La censura acostumbra a querer suprimir las obras de un genio, y Marjane Satrapi (Rasht, 1969), autora de Persépolis , lo es. Al Gobierno iraní, que prohíbe sus viñetas contra la intolerancia, no le ha gustado que la adaptación cinematográfica de estos célebres cómics compita en Cannes. Desde luego, la ovación con que ayer fue recibida esta cinta de dibujos animados pintada de significativos tonos grises la sitúa como una fuerte candidata a la Palma de Oro.

La artista intenta disimular su enfado, insistiendo en que todo se reduce a una carta enviada al agregado cultural de la embajada francesa en Teherán. "No es un asunto de Estado. No quiero atizar el fuego. Como demócrata acepto críticas pero también ejerzo mi derecho de libertad de expresión, aunque no pienso regresar a Irán. No es un Estado derecho y no se sabe qué puede pasar".

La respuesta diplomática del festival es clara: "Es una decisión artística, no política". Marjane se abstiene de más comentarios. "Todo lo que quiero explicar está en la película, que si algo es, es humanista".

La versión cinematográfica cobra fuerza en la niñez de la artista en Teherán, cuando en 1984 estalló la guerra contra Irak. "En nombre del enemigo exterior se exterminaba al enemigo interior. Muchos opositores al régimen integrista fueron ejecutados". Sus padres, de familias ilustres y progresistas, decidieron refugiarla en Austria. Allí, no daba crédito cuando en la escuela siempre oía las mismas preguntas: ¿Has escuchado música pop , ¿Cuál es la diferencia entre chiís y sunís , ¿Lleváis velo y ¿Es cierto que las mujeres no pueden trabajar "Sabemos mucho más nosotros de vosotros".

Al finalizar el conflicto, Satrapi, ya adolescente, regresa a Teherán, donde estudia Bellas Artes. El filme, codirigido por Vincent Paronnaud, recrea algunas de sus vivencias, como la clase de dibujo anatómico con una modelo con chador a la que solo se le ven los ojos, y la bronca que le cae de un barbudo guardián de la revolución por provocar movimientos indecentes con el balanceo de sus nalgas. Harta de tanta represión, huye a París.

Paronnaud explica que cuando escribían el guión, Satrapi aún estaba bajo el impacto de esos hechos. Catherine Deneuve, que da voz a Tadji, la madre de Marjane, dice que ante todo Persépolis es una historia que transmite emoción. "Logra algo muy complicado: consigue entretener y transmitir seriedad".