Con apenas 20 años, Scarlett Johansson se ha convertido en una de las estrellas más brillantes de Hollywood, todo un fenómeno que ya tiene nombre: la fiebre escarlata.

De esta fiebre tiene buena parte de culpa Sofia Coppola, que le dio un papel protagonista en Lost in translation , aunque fue Robert Redford quien le confió su primer personaje importante, cuando sólo era una cría de 13 años, en El hombre que susurraba a los caballos . Ahora se ha convertido en el último capricho de Woody Allen, que se la llevó a Londres para filmar Match point y vuelve a contar con ella para su próxima película. También ha sido requerida en los últimos meses por Michael Bay (The island ), Brian de Palma (The black daliah ) y Mike Barker, que la convirtió en la Lady Windermere de Oscar Wilde en A good woman , que se estrena el viernes en España.

Y hay más. En breve la veremos em las campañas publicitarias de Calvin Klein y como la compañera de Tom Cruise en la nueva entrega de Misión imposible . Una carrera espectacular que Johansson se toma muy en serio, aunque no pueda evitar reírse de los artículos que se refieren a ella como el nuevo sex symbol del cine americano. "Supongo que estoy en la edad adecuada para que se hagan ese tipo de comentarios sobre mí. Tengo 20 años y me siento muy cómoda con mi aspecto físico", comenta con esa voz ronca que fascina.

UNA MUCHACHA INGENUA En A good woman , adaptación de la obra teatral El abanico de Lady Windermere , Johansson da vida a una muchacha ingenua que vive atrapada en el ingenioso y mordaz mundo de Oscar Wilde. La recién casada Meg Windermere viaja a Italia junto a su marido y un grupo de amigos, y la llegada de una mujer mayor que ella y más experta en las artes de la seducción ponen a prueba su virtud y su matrimonio. "Esta es la joven más pura e ingenua que he interpretado hasta ahora, y de hecho me interesó por ese motivo", señala la actriz.

La intérprete confiesa que uno de los grandes atractivos del proyecto era poder filmar en Italia. "Esos italianos saben cómo trabajar. En mi vida he comido mejor durante un rodaje; las mesas del catering estaban siempre llenas de quesos, jamón, salami, panes y pastas de todas clases".

Johansson se confiesa "una adicta al trabajo" y comenta que algunas de sus mejores interpretaciones las ha hecho en estado de agotamiento.