Scarlett Johansson y Natalie Portman aportaron un tinte sexy a la tortuosa vida de las hermanas Bolena y el veterano Andrzej Wajda dio una lección de historia con "Katyn" en el esprint de la Berlinale, que mañana repartirá sus Osos. "The other Boleyn Girl" y el film de Wajda, sobre la matanza de oficiales polacos por los soviéticos, llegaron a la Berlinale fuera de competición, pero con un potencial mediático superior a "Ballast" el film que cerró hoy el desfile de 21 aspirantes a premio.

Scarlett y Natalie, Mary y Ana Bolena, respectivamente, más Eric Bana, en el papel del rey Enrique VIII de Inglaterra que va teniendo hijos con una y otra, en detrimento de la genuina reina, Catalina -Ana Torrent-, fue un festín de guapos ideal para la alfombra roja. "Uno se siente como un rey trabajando con ellas", sentenció Bana, en una de esas obviedades que se sueltan entre compañeros de rodaje, acentuada por su papel de monarca inglés al que sirven en bandeja dos opciones: Mary, un dulce rayo de sol, y Ana, un desafío.

Del melindro de la primera pasará a la provocación de Ana, que primero obliga al Rey a mandar de vuelta al campo a Mary, pese a que acaba de parir a un heredero, luego a deshacerse de Catalina -incapaz de dar a luz un varón- y finalmente a romper con Roma. "Es una película de mujeres poderosas, cada una a su manera, que rompen los planes manipuladores impuestos por los hombres", resumió Portman. De embarazo en embarazo, de parto en parto, propio o ajeno, Ana fuerza el hilo de la intriga, hasta acabar decapitada.

El film de las Bolena recrea las leyes aún medievales de una monarquía que planifica con estrategia de razón de Estado a quién se coloca en la cama a un Rey y cómo se liquidan los problemas de sucesión si lo que viene al mundo es una hembra. No hay lugar para sutilezas: a los Bolena no les importa entregar primero a una hija y luego a la siguiente, y así sucesivamente, a cambio de tener un descendiente en palacio.

Al primerizo, Justin Chadwick, le cayó el regalo de dirigir a ese trío, algo que el propio director dijo no explicarse totalmente: "Que los tres dijeran que sí entra en el terreno de la maravilla", explicó el realizador británico.

Wajda y su visión de la historia

Chawick llevó a la alfombra roja su trío de ases, mientras Wajda impactaba con su recreación de un capítulo de la historia que instrumentalizaron primero los nazis y luego los soviéticos: la matanza de 22.000 oficiales polacos, con el ejército hitleriano invadiendo Polonia por el oeste y el soviético desde el este. "El mando polaco estaba totalmente desorientado y no reaccionó. No sabía del pacto entre Hitler y Stalin y no consideró hasta que fue demasiado tarde la posibilidad de un golpe así", explicó Wajda.

Mientras los soviéticos apresaban a los oficiales, los recluían en Katyn y los mataban, uno a uno, de un disparo en la cabeza, los nazis enviaban a los campos de exterminio a intelectuales polacos. "Es la historia de mujeres como mi madre, que durante años confiaron en el regreso del marido, mientras los soviéticos borraban pruebas de su matanza", explicó Wadja, cuyo padre murió en Katyn.

Viudas que esperan al marido, madres que creen ver al hijo en otro oficial que sí regresó, hermanas que luchan por colocar en la lápida la fecha exacta en que asesinaron a su hermano, lo que no cuadra con la versión del nuevo poder dominante, el soviético. De todo esto se compone "Katyn", candidata a los Oscar como mejor film de habla no inglesa. "En tiempos del Telón de Acero fue imposible hacerla, luego pasaron años hasta que recopilé el material y las fuerzas", explicó.

Katyn sigue levantando recelos en la Rusia actual, de manera que la película no se estrenará allí hasta pasada la campaña electoral. Hasta la disolución de la Unión Soviética, Moscú sostuvo que los autores de la matanza fueron los nazis, mientras que la propaganda hitleriana instrumentalizó la tesis del horror soviético.

Entre ambas películas casi pasó desapercibida "Ballast", un magnífico drama familiar en el Mississippi, rodado por Lance Hammer. Un film que más de uno vio como candidato a Oso, si es que eso puede decirse en un festival de criterio tan variable como la Berlinale. Hammer, premio a la dirección en Sundance por ese film, monta su historia sobre tres personajes -una madre, un hijo adolescente metido en bandas gansteriles- más el propietario y vecino de la casa donde viven. Un acto violento inicial desencadena el resurgir de viejos conflictos, alternados con los nuevos.

Es de esperar que el jurado que preside Constantin Costa Gavras no quedase cegado también por el toque sexy de Scarlett y Natalie y le quedara aún alguna fuerza para dedicarle la atención que merece.