La Unión de Bibliófilos de Extremadura homenajeó ayer, con motivo del día de este colectivo, al conocido escritor y crítico literario alcoyano, Ricardo Senabre Sempere.

El acto se celebró en la sede de la Real Academia de Extremadura, en el palacio de Lorenzana, situado en la localidad cacereña de Trujillo, y estuvo presidido por la presidenta de la Unión de Bibliófilos, Carmen Fernández Daza, el presidente de la Academia, José Miguel Santiago Castelo, y el Director General de Promoción Cultural de la Junta de Extremadura, José María de Pedro Corrales.

Senabre con un discurso fluido, lleno de inteligencia, sentido del humor, y, sobre todo, "amor por los libros y por Extremadura", destacó su admiración por algunos intelectuales extremeños como Eugenio Frutos y Antonio Rodríguez Moñino, al tiempo que recordó la importancia de los llamados libreros de viejo, y manifestó no considerarse escritor.

"El talante de escritor no fue una gracia que quisiera darme el cielo como diría Miguel de Cervantes. Este acto se debe más que a mis méritos, a la generosidad de los bibliófilos extremeños", declaró.

De los libros afirmó, citando a Plinio el Joven, que "no existe libro tan malo que no tenga parte aprovechable", e insistió en que "no existe vínculo de solidaridad más perdurable que un libro entre gentes que no llegaron a conocerse en algunos casos, pero que se transmite así conocimiento y sabiduría".

Senabre recordó su llegada a Extremadura en 1971, que por entonces era considerada por algunos un "páramo cultural", algo que pudo comprobar que no era cierto.

EUGENIO FRUTOS Por encima de todo se detuvo en las figuras de Eugenio Frutos Cortes y Antonio Rodríguez Moñino, a los que consideró una profunda y muy positiva influencia en su vida profesional y personal.

Al primero se refirió como el mejor profesor que ha tenido en su vida "un extremeño de gran hondura intelectual" que le dio clase en Zaragoza y que durante los años 50 ya hablaba del existencialismo, o de escritores como Jean Paul Sartre, "cuando se trataban de autores y temas prohibidos en España".

En cuanto a su relación con Rodríguez Moñino, explicó que le sirvió para comprender la diferencia entre "sabios de verdad y sabios de pacotilla".