Crear un personaje es fácil", dice Francisco Ibáñez. "La dificultad viene cuando llevas 100, 500, 1.000, 2.000 páginas hechas de ese personaje y te enfrentas a la página en blanco y dices: ´¿Qué pongo?´. Eso sí que es difícil". El dibujante, que cumplirá 70 años el próximo miércoles, calcula que ha hecho "entre 40.000 y 50.000" páginas de todas sus criaturas. "Hasta ahora siempre me ha salido algo que poner en la página. Pero el día que no me salga nada, paro sin ningún problema". Con un nuevo álbum de Mortadelo y Filemón editado en febrero (El kamikaze Regúlez ) y otra aventura del catastrófico equipo anunciada para mayo (Mundial 2006 ), parece tener cuerda para rato.

Oyendóle hablar parece que su mano cobre vida cuando se sienta a dibujar. "Lo principal de una historieta son las ideas, no la parte gráfica. Unos días tienes la cabeza despejada y las ideas te sobran, pero otros tienes un nubarrón y no hay manera. Un bocadillo no se llena de un tirón. Encontrar la palabra adecuada cuesta. No es lo mismo poner Segovia que poner Pernambuco. Al final, al lector, aquello le parece espontáneo, que ha brotado como si nada, pero me ha dado trabajo".

EMPLEADO DE BANCA El creador de Pepe Gotera y Otilio, El Botones Sacarino, Rompetechos y 13 rue del Percebe, barcelonés, pasó brevemente por la Escuela de Artes y Oficios, pero su verdadera academia fue el Banco Español de Crédito. "Honradamente, no puedo decir que trabajara allí. Yo estuve allí. Como recuerdo tengo un hombro más bajito que el otro. Debajo de los saldos y relaciones siempre tenía papeles en los que dibujaba. Hasta que notaba unos golpecitos en el hombro y oía la voz del apoderado: Ibáñez, ´¿otra vez?´. Cuando vi que con las historietas empezaba a sacarme más o menos lo mismo que en el banco, me fui. Fue una fiesta. Para mí porque me marchaba y para ellos porque se libraban de mí".

Ibáñez creó su estilo imitando a "los grandes de entonces, Cifré, Peñaroya, Escobar, Conti", todos ellos autores de la editorial Bruguera. "De uno copiaba las figuras; de otro, los fondos; de otro, el desarrollo de la historieta". Sigue. "Pienso que me fui quedando con lo mejor de cada uno hasta crear mi estilo".

El ninotaire empezó a publicar en los tebeos de Bruguera en el verano de 1957. Precisamente porque los dibujantes a los que admiraba se hartaron de trabajar para la casa y crearon su propia revista, Tío Vivo , poco después, ay, comprada por Bruguera. El caso es que la firma se encontró de golpe y porrazo sin mano de obra. "Entró una nueva remesa: Segura, Gin, Raf, algún otro y yo. Pronto me pidieron que creara un personaje. Y surgió Mortadelo. Al que fueron siguiendo los otros. Tuve la suerte y la desgracia de que todos gustaran, de modo que llegó un momento en que no daba abasto. Llegué a hacer 20 páginas semanales, guión y dibujo, lo cual es un disparate", comenta.

La historieta humorística consistía en "una idea que se desarrollaba a lo largo de la página y que al final explotaba con una sorpresa, un gag". Ibáñez era hincha de las películas de Jaimito, Harold Lloyd y Charlot, "en las que el argumento no tiene mayor importancia porque son una sucesión de gags, lo que cuenta es lo que va ocurriendo". Y aplicó esta estructura al cómic. "Pensé que si con una broma por página el público estaba contento, con varias lo estaría más. Hice una verdadera locura. La serie 13 rue del Percebe , en la que cada piso es un chiste contando al habitante de la alcantarilla y al gato y al ratón de la azotea, son 11 chistes por página".

INTERNACIONAL Con sus peripecias publicadas en Alemania (Klever und Smart), Dinamarca (Flip & Flop), Suecia (Flink & Fummel), Francia (Mortadel et Filemon) e Italia (Mortadella e Filemonna), los agentes de la TIA son de calle los personajes más populares de Ibáñez. En enero del 2008 hará 50 años que aparecieron por primera vez en las páginas de Pulgarcito . ¿A qué atribuye su longevidad? "Nunca me he permitido aburrir al lector. Y su capacidad de adaptación a la actualidad también ayuda".

A Mortadelo y Filemón se lo debe todo Ibáñez y, por tanto, les quiere. Pero no son sus creaciones favoritas. "El personaje que más me gusta es Rompetechos", confiesa finalmente un incombustible Francisco Ibáñez.