Frente al pudor de etapas posteriores, las imágenes de relaciones sexuales de todo tipo en el arte eran habituales en la Grecia Antigua y el Viejo Oriente, como puede comprobarse en la exposición "Sexo en la Antigüedad" en el Museo Arqueológico de la Universidad de Münster (norte de Alemania).

"Nosotros somos los primeros que hemos incluido Oriente", explica a Efe el comisario del museo, Helge Nieswandt, que ha reunido una treintena de objetos milenarios además de trece reproducciones de imágenes antiguas, que pueden verse a través de una mirilla con el fin de "involucrar al visitante como voyeur", añade el arqueólogo.

Se trata de un recorrido por el concepto de la sexualidad que "necesita de un contexto histórico para comprenderse", prosigue Niewandt para explicar lo "radicales" que son algunas escenas, como las que recogen los sellos, punzones y timbres milenarios de Afganistán y que proceden en parte de préstamos privados. Las imágenes de penetración de un monarca por una sacerdotisa dentro de un templo "se explican a través de la legitimación del poder", que tenía lugar una vez al año en un recinto sagrado.

Si en el Viejo Oriente destaca la "dimensión religiosa", en la Grecia Antigua sorprenden las "relaciones homoeróticas, que muchas veces se han interpretado erróneamente como relaciones homosexuales", prosigue el responsable de este modesto museo. "En muchos casos, la penetración de un joven por un viejo tiene poco de homosexualidad y más de introducción en el mundo del hombre adulto", concluye Nieswandt. Sea como fuere, esta exposición, al igual que otros abordajes del sexo y el cuerpo humano en la Antigüedad, demuestran nuevamente que el pudor fue un invento posterior.

Uno de los sellos muestra a una pareja en el coito: la mujer, ligeramente inclinada se apoya con una mano en una palmera, con la otra en un cetro, mientras es penetrada por detrás. La palmera simbolizaba en el Viejo Oriente a deidades y era venerada a partir del tercer milenio antes de Cristo en Asia, Egipto e Irán como tal. Las estatuas de barro, que representan a dos mujeres con un falo de cuero agarrado a la cintura que cumple las funciones de amuleto o el placer carnal entre jóvenes del mismo sexo, reflejan "como la sexualidad cumplía funciones diferentes a través de la historia".

Hasta el 22 de enero podrá verse en esta muestra, que apenas cuenta con un presupuesto de 5.000 euros, y que se nutre en un 50 por ciento de sus propios fondos además de préstamos privados, como muchos siglos antes del nacimiento de Cristo los artistas manejaban muchos menos tabúes en lo que al cuerpo y sexualidad se refiere.

Las bacanales comenzaban por el tipo de cubertería que se utilizaba, y del que puede verse un recipiente en forma de pecho de mujer, que hacía las veces de copa. El desnudo con una dimensión estética queda patente a partir del siglo VIII antes de Cristo, cuando se retrata a hombres y dioses sin ropajes, mucho antes de hacerlo con mujeres. Hombres musculosos que se sentían dioses y por tanto no dudaban en servir de modelos, independientemente de que su representación se alejara más o menos de la realidad. En cualquier caso un cuerpo bien entrenado formaba parte del ideal de belleza en el mundo griego.

Dionisio era para los griegos el dios del vino que se apoderaba de ellos en el estado de ebriedad. Los coitos que pueden verse en los recipientes reflejan la estrecha relación entre vino y sexo y en su honor se hicieron falos sobredimensionados que se sacaban en las procesiones en el 400 antes de Cristo, en la isla de Delos.

"Sexo en la Antigüedad" también permite echar un vistazo a los dormitorios en donde el amo y señor dormía con las concubinas y donde no podían faltar las lámparas de aceite con escenas de actos sexuales para inspirar a sus protagonistas. La sexualidad, a caballo entre la pornografía y la estética, que ha llevado a los organizadores de la muestra a prohibir la entrada de menores de 16 años que no vayan acompañados de un adulto.