"Cada vez hay más situaciones de hipocresía en las que el intelectual cae en el vicio de decir justo lo contrario de lo que está pensando. Somos demasiado educados con cosas y situaciones que no lo merecen". Así se expresó ayer el escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966), último ganador del Premio Primavera con la novela Carta blanca , en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de Santander, donde acudió para hablar sobre su obra.

El novelista puso como ejemplo de lo anterior la actitud de muchos escritores ante la posibilidad de que las bibliotecas públicas paguen un canon por el préstamo de libros. "Todo el mundo ha dicho que es una barbaridad. ¿Por qué? Porque es antipático decir lo contrario, no queda bien, cuando lo normal es que, si se explota la propiedad intelectual, haya una beneficio por ello. Pero yo no reivindico que el dinero recaudado con el canon vaya a mi bolsillo. Se debería crear un fondo para escritores necesitados, como en muchos países de Europa".

El autor de La flaqueza del bolchevique teme que se pierda toda una generación de narradores y desconfía de las alarmas de la crítica ante la falta de nuevos novelistas en España. En su opinión, esta sequía no obedece a la falta de talento. El tiene dos hipótesis: o se ha dado "una mutación genética o fallan otras cosas". Y, por supuesto, se inclina por ésta última.

Sobre sus proyectos, señaló que ya tiene un libro terminado y otros dos en el tintero. El primero, Nadie vale más que otro y de próxima publicación, es una recopilación de cuatro relatos en torno a su conocida pareja de guardias civiles.