Nunca he podido con Bartók. Lo confesé una vez, hace relativamente poco, porque estas cosas se confiesan siempre con un mucho de pudor y con la esperanza de que alguien arroje luz. Una violinista de la Orquesta de Extremadura, María Balaguer, me fue pasando vídeos de piezas pequeñitas, dale otra oportunidad, comienza por aquí y me adentré luego en la biografía de un tipo del que lo único que sabía era eso: que no le aguantaba. Bartók se dedicó a investigar la música tradicional de muchos territorios: desde Hungría hasta las canciones populares de Transilvania y cedía todo el material a las bibliotecas públicas. "La música campesina de Europa Oriental --escribió-- esconde otras posibilidades". Trabajó mucho y dejó alguna obra inconclusa. Una de ellas es el Concierto para viola que le encargó William Primrose (el violista más famoso de todos los tiempos), porque Primrose se quejaba de que la viola "hacía las veces de sirvienta donde alguna vez había sido dueña y señora". Quedaron en reunirse para ver cómo iba el trabajo... y Bartók se murió antes. "Su partitura está escrita con tinta, hacía garabatos... Y fue uno de sus alumnos, Tibor Serly, quien se encargó de leer todo eso, ordenarlo y darle forma": eso me lo contó Viorel Tudor, primer violista de la orquesta y solista de este concierto, que dirige Rubén Gimeno. Tras Bartók, Sibelius, con la quinta sinfonía.

Cuento todo esto porque mantengo dos posturas que pueden parecer contradictorias, pero que no lo son: no hace falta entender de música clásica para ir a un concierto, lo mismo que no hace falta entender de novela para abrir un libro o ser licenciado en Historia del Arte para disfrutar de una exposición. Además, en pocos lugares vas a poder ver a cincuenta tíos tocando para ti. Pero sí es cierto que, cuanto más conocimiento se tiene sobre una determinada área, más se educa el gusto (uno no se puede tirar toda la vida bebiendo vino de tetra brik cuando tiene una denominación de origen ahí al lado) y más se disfruta. Porque, vamos a ser claros, uno no lee, va a museos, ve cine o teatro o acude a conciertos de jazz porque vaya a salir más sabio. Uno hace esas cosas por la más excelsa razón: porque se divierte. La sabiduría lo mismo no llega nunca.

Más música, mucha más

Y esta semana, Extremadura está llena de música. Schumann, Debussy, Rodrigo, Stravinsky, todos a piano. María del Mar Machado, soprano, y José Luis Pérez, pianista también, con Turina, Granados, Falla o Antón García Abril. Y tres mujeres (viola, violín, contrabajo) que se quedaron sin empleo y que decidieron crear un espectáculo sobre eso mismo: sobre tres músicos que pierden el trabajo. Ana Hernández, Mayte Olmedilla y Lila Horovitz formaron una compañía, pidieron dinero por internet y eligieron a Vivaldi, Grieg, Piazzola, Rita Pavone y algún que otro tango, entre otras cosas, para que la música fuera su voz. De ahí, a ganar el premio Max y a una gira que les ocupa ya dos años. Y hay dixie, funk y rock con una de las bandas más divertidas de Extremadura: Berzosax, en La Nave del Duende, además de los dos conciertos que dará Miguel Poveda en el López de Ayala y de la visita de ese maestro del flamenco underground que es Juanito Makandé.

También hay danza, contemporánea, que no solo de música vive el hombre: Reflexiones de una disléxica , de Inés Narváez, que comienza con una performance : con la preparación del espectáculo mismo. Asistir al proceso de creación, dentro de la creación, es una manera también de criticar al sistema educativo. Que, ojo, no deja de ser un sistema: es decir, algo estandarizado que ofrece unas determinadas herramientas y, con un poco de suerte, un poco de curiosidad y un poco de pertenecer al entorno adecuado, sabremos o no usarlas. Siempre podremos ir a algún curso, como el que va a ofrecer La Puerta de Tannhäuser, a cargo del profesor Esteban Gutiérrez Gómez: El cuento según Carver . No sé si saldremos sabiendo escribir como él. De hecho, Carver mismo dio unas claves: "La ambición y la buena suerte son algo magnífico para un escritor que desea hacerse como tal. Porque una ambición desmedida, acompañada del infortunio, puede matarlo. Hay que tener talento". Eso sí: si no lo intentamos siquiera, nunca lo sabremos.

Orquesta de Extremadura. Viernes, 19 de febrero. 20.30 horas Gran Teatro (Cáceres)

Enrique Lapaz. Viernes, 19 de febrero. 20.30 horas, Auditorio del Centro Cultural Santo Domingo (Mérida)

María del Mar Machado y José Luis Pérez. Viernes, 19 de febrero. 20.30 horas. Salón de Plenos de la Diputación Provincial de Badajoz.

Berzosax. Viernes, 19 de febrero. 20.30 horas. La Nave del Duende (Casar de Cáceres)

Miguel Poveda. Viernes, 19 de febrero y Sábado 20 de febrero. 21.00 horas. Teatro López de Ayala (Badajoz)

Reflexiones de una disléxica. Viernes, 19 de febrero y Sábado 20 de febrero. 21.00 horas. Espacio Cinético TaKtá (Navalmoral de la Mata)

Juanito Makané. Viernes, 19 de febrero. 22.30 horas. Sala Mercantil (Badajoz)

Curso El cuento según Carver. Sábado, 20 de febrero. 19.30 horas. Lo imparte, en La Puerta de Tannhäuser (Plasencia), Esteban Gutiérrez Gómez.