Para Hollywood, el año pasado fue el más lucrativo de la historia. Sus películas recaudaron más de 35.000 millones de dólares en todo el mundo. Los estudios Disney estrenaron siete títulos que recaudaron más de mil millones por cabeza, y parece que fue ayer que uno de ellos (Vengadores: Endgame, claro) se convertía en el más taquillero de todos los tiempos. Hoy, en cambio, la industria cinematográfica estadounidense afronta el momento más crítico.

El covid-19 y su propagación han detenido Hollywood por completo. Los rodajes de películas como The Batman, Jurassic World: Dominion, Matrix 4, Misión Imposible 7 y el remake de La sirenita han sido suspendidos; las salas de cine de todo el mundo, necesarias para que los grandes estudios muevan su género, han cerrado -algunas no reabrirán nunca-; unos 140.000 trabajadores del sector ya han perdido sus empleos en Estados Unidos, y se estima que, incluso en el mejor de los casos, si la situación se normaliza a finales de mayo, la industria perderá 17.000 millones en taquilla. Pero eso, diga lo que diga Donald Trump, no va a suceder. De hecho, Hollywood ya ha pospuesto el estreno de los que iban a ser sus blockbusters veraniegos.

UN VERANO SIN TAQUILLA / De no ser por el coronavirus, en realidad algunos de ellos ya habrían visto la luz o estarían a punto de hacerlo: el remake Mulan y la secuela Un lugar tranquilo 2 deberían haberse estrenado en marzo; lo nuevo de James Bond, Sin tiempo para morir, iba a asaltar los cielos en abril; y la nueva entrega del Universo Cinematográfico de Marvel, Black Widow, tenía previsto hacerlo en mayo.

El único de esos estrenos que aún no ha sido pospuesto hasta como mínimo después de septiembre es el de Mulan, de momento previsto para julio. También han desaparecido de la agenda estival taquillazos asegurados como Top Gun: Maverick, Eternals, Cazafantasmas: Más allá, Fast & Furious 9, Jungle Cruise y Minions: El origen de Gru. Por lo que respecta a Wonder Woman 1984, su fecha actual de lanzamiento es agosto, aunque muchos la consideran improbable. Lo mismo puede decirse de lo nuevo de Christopher Nolan, Tenet, cuyo estreno sigue previsto para julio.

DINERO PERDIDO / Solo el coste de esos retrasos ya supone perjuicios económicos enormes. En la campaña publicitaria de Sin tiempo para morir, por ejemplo, se llevaban invertidos más de 200 millones de dólares cuando estalló la pandemia, y ese dinero se ha perdido.

En todo caso, aún más deficitario habría sido estrenar la película cuando, en tantos lugares del mundo, los cines han echado el cierre. Sea como sea, hay que recordar que los blockbusters veraniegos proporcionan a los estudios de Hollywood el 40 por ciento de sus ingresos anuales -son, pues, lo que les permite financiar todo lo demás-, y que son películas diseñadas para ser vistas en recintos dotados de una gran pantalla y llenos de gente.

El caso es que la pandemia ha llegado en un momento en el que el auge del vídeo bajo demanda y la disminución en la venta de entradas llevan tiempo generando muchas dudas sobre la relevancia de las salas de cine, y las ha elevado al cuadrado a medida que millones de personas recurrían a plataformas como Netflix o Amazon Prime o Hulu para pasar las largas horas de aislamiento. Eso -si las salas siguen sin ser una opción viable de negocio- podría llevar a Disney a estrenar Mulan directamente en su nuevo servicio de streaming Disney+; con ello elevaría brutalmente su número de suscriptores, aunque, eso sí, renunciaría a los beneficios monstruosos que la película tenía previsto lograr en la taquilla china.

Sobre el papel, es cierto, para películas que cuestan cientos de millones dólares y requieren decenas de millones más costear gastos de distribución y publicidad el estreno on line carece de sentido financiero, por varios motivos: primero, muchas de esas plataformas aún no están activas en suficientes territorios; segundo, el riesgo de piratería es demasiado alto; tercero, el éxito de esos blockbusters no depende solo de la taquilla sino también de productos de merchandising que, si la experiencia cinematográfica desaparece de la ecuación, dejan de venderse.

ESTRENO ‘ON LINE’ / Nada de eso, por otra parte, impidió que los estudios Universal decidieran estrenar directamente on line una de sus apuestas de cine infantil para 2020, Trolls World Tour, el mismo día que debía llegar a los cines estadounidenses, cruzando así una línea que Hollywood había considerado intocable -que se lo digan a Netflix-; otros estudios podrían seguir su ejemplo y paliar los efectos del covid-19 desviando a internet algunos de sus productos más atractivos. Recaudar un poco menos es mejor que no recaudar nada.

Después de todo, incluso si el virus remite y las carteleras se reactivan en todo el mundo de forma relativamente rápida, ¿quién querrá ir al cine?

En marzo reabrieron brevemente 500 de las cerca de 70.000 salas que hay en China, pero tuvieron que cerrar ante la falta de público, y en las últimas semanas Corea ha registrado sus peores cifras de taquilla en décadas. La gente necesitará tiempo para volver a las salas.

Después de semanas o meses de encierro, y de tener que consumir entretenimiento a través de un televisor o de una pantalla de ordenador, ver una película en las condiciones óptimas nos resultará aún más mágico y gratificante que de costumbre, pero muchos de nosotros aún tardaremos en estar preparados para hacerlo.

Paradójicamente, la idea de experiencia comunitaria sobre la que Hollywood ha basado históricamente su importancia cultural es también lo que ahora amenaza su supervivencia.

No es la primera vez, en cualquier caso, que Hollywood se ve frente al abismo. Aunque nunca antes había afrontado una crisis de semejante magnitud. A lo largo del último siglo ha necesitado redefinirse en varias ocasiones: cuando la era del cine mudo llegó a su fin a finales de los años 20; cuando la televisión llegó masivamente a los hogares en los 50; cuando el sistema de estudios afrontó su ocaso en los 60; cuando tuvo que superar el pánico a la competencia del vídeo doméstico y descubrió el concepto de blockbuster en los 80; y cuando convirtió la fabricación de taquillazos en su razón misma de ser tras el cambio de siglo.

PUNTO DE VISTA SIMBÓLICO / Ahora, como si fuera el letal protagonista de una película de catástrofes -y, que a nadie le quepa duda, más pronto que tarde lo será-, el virus está obligando a Hollywood a reconfigurarse no solo desde un punto de vista económico e industrial sino también cultural y simbólico. ¿Cuál será su nueva realidad cuando todo esto acabe? En unos meses empezaremos a descubrirlo.