Ni controversia, ni ovaciones. Mayoritariamente frialdad, pocos aplausos y escasos abucheos. Así, sin el mínimo entusiasmo, acogió ayer el festival de Berlín el esperado experimento cinematográfico de Steven Soderbergh, una especie de Casablanca trasladada al bombardeado Berlín de 1945, año de la Conferencia de Potsdam. El buen alemán parte de una premisa: "¿Qué hubieran hecho los directores que trabajaban en el Hollywood de los años 40 si hubieran dispuesto de libertad creativa".

La búsqueda de esta respuesta motivó al realizador de Traffic , Bubble , Solaris , Ocean´´s twelve y Sexo, mentiras y cintas de vídeo a situarse en plena guerra fría y optar por el blanco y negro, aunque en realidad rodó en color y luego lo rebajó a grises. Lo cierto es que emprendió un arduo rodaje con técnicas, lentes ópticas, encuadres, tomas maestras y directrices dramáticas de aquella época. Las mismas que siguieron Michael Curtiz en Casablanca ; Carol Reed, en El tercer hombre y Alfred Hitchcock, en Encadenados .

Como ellos, Soderbergh juntó a actores capaces de crecerse en primeros planos y también en los de movimiento: George Clooney, en el papel de corresponsal de guerra cínico y totalmente entregado al personaje de Cate Blanchett, una mujer dolida, enigmática y difícil. Lo que no calibró es que no hay química entre ellos. Aún menos al final de la película, la escena más criticada.

El buen alemán sigue la senda de los clásicos del cine negro: plantea un jeroglífico de espionaje e intriga política y, a su vez, una complicada historia de amor entre personajes ambiguos, de esos que no suelen enseñar sus cartas. Soderbergh cree que los directores de antaño ahora serían "más francos y realistas", sobre todo en las escenas más físicas, las de violencia y sexo.

Este es el último filme que coproducen Soderbergh y Clooney, que acaban de bajar la persiana de Section Eight , desde donde impulsaron Lejos del cielo , de Todd Haynes, y todas las películas que han dirigido en estos últimos años, desde Solaris a Buenas noches y buena suerte . "Ha sido un placer trabajar con Clooney, pero ha llegado el momento en que cada uno siga su camino".

Mientras Soderbergh dejó fría a la Berlinale, el brasileño Cao Hamburger tampoco sorprendió con The year my parents went on vacation y el coreano Park Chan-Wook salvó el día con I am a cyborg .