El autor de la mítica y bailable Volando voy somete su lenguaje rumbero y su flamencodelia a audaces tratamientos tecnológicos (electrónica, hip-hop) sin perder su gracia y acidez naturales. No hay ánimo de impresionar ni de parecer moderno, porque su arte de la canción reposa intacto: escuchen la sencilla y conmovedora Obvio, declaración de amor a corazón abierto. Pero sigan con el resto, que merece la pena y mucho.