Spike Lee desaparece y reaparece en la primera línea con una facilidad pasmosa. Supongo que él querría estar siempre muy presente, ya que en los años 80 y primeros 90 fue el gran abanderado del cine independiente realizado por directores afroamericanos.

Pero el fracaso comercial en 1992 de Malcolm X, su primera producción cara, le relegó a un prolongado ostracismo. Realizó a partir de entonces filmes de pequeño formato y escasa distribución, e iría emergiendo de vez en cuando con títulos sobresalientes como Summer of Sam (Nadie está a salvo de Sam), La última noche o su documental sobre la situación políticas tras la devastación de Nueva Orleans por el huracán Katrina, When the leeves broke.

CANNES / La recuperación le llegó hace un par de años con Infiltrado en el KKKlan, película con la que volvió a competir en el festival de Cannes. Logró el Gran Premio del Jurado tres décadas después de irse algo más que enfadado del festival por no haber ganado la Palma de Oro con Haz lo que debas, sin duda su mejor y más combativa propuesta. Para rematar el buen momento, produjo y dirigió la serie She’s gotta have it (aquí Nola Darling), inspirada en su película homónima de 1986.

Lee parece haber tomado ahora carrerilla para recuperar el tiempo perdido. La plataforma Netflix distribuye su último trabajo, Das 5 bloods: hermanos de armas, y en un tiempo récord ha montado un cortometraje disponible en su cuenta de Twitter, 3 brothers: Radio Raheem, Eric Garner and George Floyd, en el que mezcla una escena de Haz lo que debas protagonizada por el personaje de Radio Raheem (muerto a manos de la policía) con los vídeos de los asesinatos de George Floyd y Eric Garner, fallecido en el 2014 después de que un agente le estrangulara durante cerca de 20 segundos.

BELIGERANTE / Lee nunca ha dejado de lado ni la protesta ni la actitud beligerante frente a las cuestiones raciales. Y con alguna excepción como La última noche, crónica de las últimas horas que pasan juntos tres amigos blancos antes de que uno de ellos ingrese en la cárcel, en sus películas los protagonistas principales son negros y el tema racial está bien presente, ya sean trompetistas de jazz (Cuanto más, mejor), arquitectos (Jungle fever), activistas (Malcolm X, Get on the bus), traficantes de droga (Clockers), tele-operadoras sexuales (Girl 6), guionistas televisivos (Bamboozled) o policías (Plan oculto, Infiltrados en el KKKlan), sin olvidar sus documentales sobre Rodney King, Mike Tyson, Kobe Bryant y Michael Jackson.

En Das 5 bloods: hermanos de armas recupera a uno de los actores habituales de sus filmes de los 90, Delroy Lindo, y un contexto que ya trató en una película del 2008, Miracle en St. Anna: el de los soldados estadounidenses de raza negra en un conflicto bélico. En aquel filme se trataba de cuatro soldados atrapados en una villa de la Toscana durante la segunda guerra mundial.

En su última cinta, la contienda es otra: sus protagonistas son también cuatro, pero participaron en la guerra de Vietnam y regresan años después a los lugares en los que lucharon para recuperar los restos del jefe de su escuadrón y, de paso, encontrar un tesoro. Ecos de El tesoro de Sierra Madre, de John Huston, y de Tres reyes, de David O. Russell, pueden rastrearse en la historia, aunque a Lee le indignaría, de entrada, toda comparación de su película con la de estos dos directores blancos.

El director ya tiene listo otro filme, el cortometraje New York New York, dedicado a su ciudad bajo los efectos del covid-19, y dos más en preparación, el documental American utopia, con David Byrne, y Prince of cats, una versión en clave hip hop de Romeo y Julieta.