Steve Earle es el enfant terrible del rock estadounidense. El más firme candidato musical a enemigo público número uno de George W. Bush. A su lado, Michael Moore parece un modosito. A Earle nunca le ha preocupado caer simpático. En su último disco, The revolution starts now , suelta en la canción F the CC : "Que se joda el FBI, que se joda la CIA...".

Arrastra una biografía que no se la salta un galgo. Exadicto a media docena de drogas y divorciado media docena de veces, ha pisado la cárcel. La manutención de sus hijos y exesposas se lleva gran parte de sus ingresos: "Tío, es lo que hay. Hay que asumir las responsabilidades".

Tras tocar fondo, en 1994 dejó atrás sus demonios, se rehabilitó y recuperó una carrera musical que en la segunda mitad de los 80 le había convertido en la gran esperanza blanca. Desde mediados de los 90, su discografía es una de las más ejemplares y valientes del rock con casta. Uno de los grandes, sin duda.

"Creo que va a ganar John Kerry. Pero el país está muy dividido. Ojalá pase como en España, donde la gente reaccionó contra un gobierno que no les escuchaba y les mentía", comenta.

Ahora está de gira pidiendo desde el escenario el voto para Kerry. "Soy socialista pero realista, y ahora hay que apoyar al Partido Demócrata. Es la única forma de echar a Bush y su extrema derecha".

Cree que la ciudadanía de EEUU está despertando, pero tarde. Cuando en 2002 publicó Jerusalem , disco de disidencia en su país tras el 11-S, recibió críticas. "No me molestaron, porque venían de sectores ultraconservadores y ya me las esperaba. Lo que me cabreó fue el silencio de la izquierda".