Trece personas integran el equipo artístico y técnico del espectáculo Strad, el violinista rebelde, que capitanea Jorge Guillén (Strad), y que promete ofrecer al público pacense mañana en el Palacio de Congresos (20.30 horas) un show «único» del que podrá disfrutar toda la familia. A sus 28 años, 20 de ellos agarrado a un violín, este discípulo de Ara Malikian (violinista principal de sus espectáculos) vuela en solitario y, tras el éxito de Confesiones, hace parada en la capital pacense con su último proyecto, con el que ha colgado el cartel de ‘no hay entradas’ en numerosas ciudades.

«Es un espectáculo que sorprende a todo el mundo que lo ve. Hay flamenco, rock, jazz, música electrónica a través de un violín y con una puesta en escena superenérgica y con historias que hay entre canción y canción que hacen que el show sea muy divertido», explicó ayer Jorge Guillén. A eso se une su capacidad de improvisación y la interacción con el público, que hace que se vivan «momentos mágicos».

Sonarán canciones de diferentes estilos musicales con el violín como hilo conductor. Pero no un violín cualquiera, uno del año 1700 fabricado en Viena que Strad considera «como mi pareja». Aunque reconoce que Malikian ha sido su maestro, sus shows son «muy diferentes». «He aprendido mucho de él, pero cuando me planteé la gira introduje muchas cosas que echaba de menos: este es un show en el que la banda tiene mucho más protagonismo, participa más el público, hay un graffitero sobre el escenario... y el repertorio también es muy distinto», explicó.

Para Guillén la música «está para disfrutar» y para eso se sube al escenario. «Yo conseguí una plaza de concertino en el Teatro Real y salí por patas, no me gustaba ser observado, que me dijeran cómo tenía que estar colocado, vestir de negro...». Cree que si su forma de entender la música y el violín se trasladase a la enseñanza musical de los más pequeños, habría muchos más profesionales y aficionados a este instrumento. «Los mismos músicos nos estamos cargando el futuro, a los niños hay que motivarlos», defiende. Strad es rebelde dentro y fuera de los escenarios.