El actor José Tomé bromeaba ayer en el Gran Teatro con el peso que tenía hace 17 años, los mismos que cumple Sueño de una noche de verano , obra de Shakespeare, cuando Ur Teatro la estrenó en Cáceres. Esta noche, en una versión apenas revisada por la directora Helena Pimienta, la compañía vasca volverá pisar las tablas del Gran Teatro (22 horas) para reponer por tercera vez en su larga trayectoria uno de los clásicos del dramaturgo británico.

"Hacemos un ejercicio de memoria sobre nuestro trabajo artístico", repetía ayer Pimienta para insistir en la importancia que para Ur Teatro ha tenido esta comedia con 18 personajes en escena a cargo de seis actores. Reestrenada en 1999 tras obtener el Premio Nacional de Teatro seis años antes, Sueño de una noche de verano se convierte "en una revisión muy cercana a la original", explica la directora de la compañía, descartando "una apuesta nueva" sobre el texto.

Sin embargo, esta reposición se nutre de nuevos elementos como "una mirada más serena y reflexiva sobre lo que fue", precisa Pimienta, que recuerda "el impulso juvenil y apasionado" con el que la compañía estrenó la obra en 1992: "Hemos intentado recomponer ese impulso y aportar nuevos datos de creadores como Miguel Camacho en la iluminación, pero de los mismos de antes como el coreógrafo Eduardo Ruiz que ha vuelto a trabajar sobre la obra", afirma.

TRABAJO EN EQUIPO Tras la incorporación también de nuevos actores, la directora reconoce que el montaje exige "un gran esfuerzo de equipo" por la cantidad de personajes a cargo de media docena de intérpretes. El desarrollo del texto plantea tres tramas propias de Shakespeare: la poética, la fantástica y la popular. "En nuestra propuesta hay una unión y una superposición de estas tres tramas de manera que cada actor viaja a través de los lenguajes distintos de la obra", subraya Pimienta, que destaca "la capacidad del dramaturgo para expresar la vida a través de la comedia con nuevas formas y que hace que su teatro siga siendo tan especial".

Por su parte, Tomé incide en que la reposición se ha convertido en algo "hermoso" y que el público "sigue encontrando una manera divertida y al mismo tiempo reflexiva del teatro". El actor, que encarna a Oberón, Teseo y Jordi, remarca "el margen de libertad" que permite el texto revisado por Pimienta. "Cuando estrenamos en 1992 teníamos más fuerza e intención. Ahora las hemos cambiado por el oficio", matiza ante las nuevas incorporaciones al elenco artístico. "Haber sentido la obra como nuestra y generado un equipo se han convertido en nuestros mejores logros", concluye.