Tres momentos de la vida de Francisco Valladares están unidos a la obra de teatro Trampa mortal (Hoy en el teatro López de Ayala de Badajoz y mañana en el Gran Teatro de Cáceres).

No es que se trate de una obra especial en su carrera como actor. Quizá se le recuerde mejor por papeles como el de Historia de un caballo o el de Mamá quiero ser artista , incluso por su propia voz recitando poemas. Pero su presencia en este montaje de uno de los maestros del suspense, Ira Levin (autor de La semilla del diablo ), es una referencia en su trayectoria.

Interpretó por primera vez el personaje de un escritor en crisis a principios de los años ochenta. "El papel, entonces, no me iba mucho porque la edad del personaje era mayor que la mía", explica a este diario. A finales de los 90 retomó con éxito esta obra. En el 2003, el joven actor que le daba la réplica (Arsenio León, de 29 años) murió. "Aquello me dejó traumatizado".

¿Entonces por qué volver por tercera vez a Trampa mortal ? De aquello, dice, nadie se recupera. Y tal como lo cuenta, la reincidencia tiene algo de prosaico. La productora Txalo le propuso participar en otro montaje que no acababa de convencerle a Valladares. El tiempo apremiaba y el actor no se decidía. Hasta que miró hacia atrás y cayó en Trampa mortal .

"Prefería hacer una buena reposición, con medios, con buenos actores". Así que aun teniendo presente el recuerdo de aquella tragedia, siguió adelante.

"Naturalmente no he olvidado aquello, pero mis compañeros me han rodeado y me han ayudado a superarlo".

De hecho, solo han repetido el propio Valladares y el director Angel Fernández Montesinos. En el nuevo montaje participan, además, María Garralón, Marisa Segovia, Rafael Esteban y Alejandro Navamuel.

ESPECTADORES VIRGENES Ante una obra de suspense como esta, la primera declaración que hace Valladares es que los espectadores "no deben saber nada de lo que van a ver. Tienen que acudir vírgenes". En este punto pueden quedarse los lectores que quieran participar del misterio de Trampa mortal .

Para aquellos que prefieran acudir con algunas claves, que, no obstante, tampoco desvelan la trama fundamental, los golpes de efectos, la intriga esencial, Valladares les abre el camino con algunas pistas inocuas.

El actor encarna a un escritor de Broadway desatendido por las musas. No tiene novela que llevarse a la boca ni inspiración que la cree. Y en esa encrucijada sobre su futuro, viendo ante sí el fracaso o la inutilidad, llega a sus manos el manuscrito de uno de sus antiguos alumnos.

¿Qué no haría uno por amor? Pero sobre todo, ¿qué no haría uno por ambición? Bien, el escritor está dispuesto al crimen y planea matar al joven para apropiarse de la novela y hacerla suya.

Estos son los preliminares de la historia. Como en toda obra de suspense, nada, o casi nada de lo que se ve, es lo que parece.

¿Algunas pistas más para atrapar a espectadores informados? "Pues que hay sustos terribles", contesta Valladares. "Recuerdo que en la versión anterior, el crítico de El País Eduardo Haro Tecglen lo resumía así: ´Tiemble después de haber reído´. Es una obra muy divertida, que se ríe del amor, de la amistad, de la muerte".

Hay, a propósito de los efectos que causa Trampa mortal , una anécdota que se repite en las declaraciones de los actores del montaje: los gritos sorpresivos