J.J. Abrams, cocreador de la serie Lost , estrena hoy en Estados Unidos Super 8 , un homenaje al cine en general y sobre todo al que le enamoró siendo un niño, el facturado por Steven Spielberg, aquí en su faceta como productor, durante finales de 1970 y comienzos de los 80.

En esa época, filmes como Tiburón (1975), Encuentros en la tercera fase (1977) o Poltergeist (1982) usaban las campañas publicitaria para sugerir más que para mostrar mientras guardaban con celo el secreto acerca de la forma e imagen de la criatura que aparecería hacia el final del metraje.

Super 8 , una historia sobre adolescentes que descubren vida alienígena en un pequeño pueblo de EEUU, emplea la misma estrategia en pleno siglo XXI. Si el misterio atraerá a los espectadores, está por ver.

"Simplemente quería evitar eso tan común de ver el tráiler y tener la impresión de que ya has visto la película", dijo Abrams el pasado domingo en un hotel de Beverly Hills (California), durante una charla con un grupo reducido de medios.

"Quiero que la gente descubra las cosas por su cuenta", añadió el cineasta, quien explicó que él, de joven, iba al cine sin apenas saber nada de lo que iba a contemplar y que eso ayudaba a crear una ilusión y una magia que ahora, en su opinión, es difícil lograr.

"Ahora entre clips, tráilers, anuncios, materiales extra, revistas, portales de internet... la gente sabe demasiado y quiero sorprender", afirmó Abrams, director, guionista y productor de la cinta. "Es parte del objetivo final", añadió.

El realizador neoyorquino regresa a la dirección tras Misión: Imposible III (2006) y Star Trek (2009), cuya secuela comenzará a rodar próximamente. Pero por ahora vuelca sus esfuerzos en conseguir que Super 8 , una cinta sin grandes nombres en su reparto y con un presupuesto de 50 millones de dólares, rinda de forma efectiva en taquilla.

"El deseo de hacer Super 8 era volver atrás en el tiempo y contar una historia sobre un niño que hace películas en ese formato, como las que yo hacía siendo un crío", explicó Abrams, quien a continuación llamó a Spielberg, que también había manejado esas cámaras en sus inicios, para ver si estaría interesado en trabajar en el proyecto. Y así fue.

A raíz de que comenzara el rodaje Abrams descubrió similitudes con películas como E.T. y Los Goonies , ambas con el toque Spielberg, que le hicieron pensar en que el filme podría pasar como "hermano" de aquellos. "Son diferentes a Super 8 , pero comparten un ADN básico sobre la América suburbana, con gente ordinaria viviendo circunstancias extraordinarias y con problemas reales y sobrenaturales a su alrededor", dijo Abrams.