Pese a que queda raro llamar hijo predilecto a un señor de casi 70 años, es una buena forma de describir la relación que el francés Bertrand Tavernier mantiene con la Berlinale: allí ha estrenado varias de sus más famosas películas, entre ellas La carnaza (1995), ganadora del Oso de Oro. Ello explica que ayer mantuviera el buen humor aunque el festival relegara su presentación ante la prensa a la peor hora, que le tocara hacerla con el actor John Goodman --que reeditó su fama de huraño-- y que su nueva obra, In the electric mist , le ha salido rana. La excursión del cineasta francés al cine americano es una intriga policial que mezcla pretensiones noir con el exotismo lúgubre y fatalista de Nueva Orleans tras el huracán Katrina , pero el misterio se percibe tontón e inconsecuente. Quizá ni siquiera es un misterio tal como Tavernier lo presenta.

El misterio requiere tensión dramática, y la película iraní About Elly , segunda de las tres presentadas ayer a concurso, sabe usarla. En ella, un suceso trágico durante una reunión de amigos desvela una miríada de secretos, mentiras y reproches que reflejan las complejas relaciones entre hombres y mujeres en el Irán de hoy. Pese a que el director Asghar Farhadi se recrea en situaciones triviales y diálogos reiterativos, es lo que se dice un filme de festival. Por eso, que la prensa la acogiera con tibieza debe atribuirse a una actitud legañosa típica de primera hora de la mañana.

Más calor recibió Storm , lo nuevo del alemán Hans Christian Schmid, que se hizo la foto entre aplausos provocados más por su condición de ídolo local y por la sobrecarga política y emocional de la premisa de su película que por sus resultados artísticos.