El teatro Bolshoi de Moscú, uno de los más importantes escenarios de ópera y ballet del mundo, cerró ayer sus puertas al público para su primera gran reconstrucción en casi 150 años, trabajos que se prolongarán durante tres años.

"Ahora el futuro del Bolshoi está en manos de los constructores, que deberán de convertirlo en un nuevo teatro del siglo XXI", afirmó su director general Anatoli Iksánov.

El jueves, en su última función, el Bolshoi Teatr (Gran Teatro) ofreció al público uno de sus espectáculos más notables, la opera Borís Godunov , de Modest Mussorgski.

El cierre del teatro, añadió Iksánov, obligó a adoptar un plan especial que incluye la presentación de la compañía del Bolshoi en otros escenarios moscovitas y la ampliación de sus giras por las principales ciudades del mundo.

Debido a las reparaciones, la administración del Bolshoi se vio en la necesidad de recortar 300 de los 1.500 puestos de trabajo de la plantilla, reducción de personal que afectó principalmente al personal técnico y administrativo.

Fundada en 1776 como compañía imperial durante el reinado de Catalina II, la del Bolshói es la más antigua de Rusia y sus primeras giras internacionales, con actuaciones en París y Londres, se remontan a 1908.

Construido a orillas del entonces río Neglinka, (ahora canalizado bajo el suelo) el Bolshói se encuentra a varios centenares de metros de la plaza Roja y el Kremlin, en pleno corazón de Moscú.

El edificio del Bolshoi fue destruido por sendos incendios en

1805 y 1853, y en 1856 fue restaurado por el arquitecto Albert Cavos.

Fue entonces cuando el teatro adquirió el aspecto actual de sobrias formas clásicas.