Quizá no ha renacido cual ave Fénix pero sí ha mutado, y para bien. El cómic hecho en España, tal como se entendía hace 30 años, mayoritariamente aquel tebeo de quiosco para niños, fue muriendo a partir de los 80 para reaparecer transformado a principios del siglo XXI bajo el nombre de novela gráfica. Es una "metamorfosis" en la que ha pasado de ser el "cine de los pobres a literatura contemporánea. No es ni mejor ni peor, es algo distinto", opina Santiago García (Madrid, 1968), guionista, reconocido divulgador de cómic y coordinador de las antologías Panorama (Astiberri), de viñetas, y Supercómic (Errata Naturae), de artículos. Ambas son necesarias novedades que coinciden en las librerías y que prueban el buen momento que atraviesa el medio, en pleno crecimiento, mostrando el resultado de esa afortunada mutación y los cambios decisivos que la han acompañado.

BOOM CREATIVO ¿Quiénes son los protagonistas de este boom creativo? Panorama reúne a 30 de ellos en una antología de historietas inéditas, a modo de carta de presentación individual y colectiva: Max, Bartolomé Seguí, Antonio Altarriba, Alfonso Zapico y David Rubín --que opinan en esta página junto a su viñeta--, Alvaro Ortiz, Paco Roca, Miguel Gallardo, Kim, Gabi Beltrán, Juan Berrio, Pere Joan, Rayco Pulido, Juanjo Sáez, Santiago Valenzuela, José Domingo, Marcos Prior... Este plantel lo completa un apéndice de 72 reseñas de títulos de los últimos años, seleccionados por Alberto García Marcos y Gerardo Vilches. La diversidad de autores, estilos, temáticas y enfoques, donde caben talentos nacidos entre los 40 y los 80, consagrados y noveles, premios nacionales, asiduos de fancines, prueban la riqueza de la oferta. García defiende el carácter divulgativo, que quiere "darles visibilidad y mostrar qué está haciendo hoy el cómic en España a un nuevo lector que siente curiosidad y se interesa por la novela gráfica".

NUEVO PUBLICO La novela gráfica ocupa un espacio creciente en librerías generalistas, que según el gremio de editores, hoy ya venden la mitad de los cómics, cuando hace tres años no vendían ni el 20%. En ellas lo ha descubierto un nuevo lector, adulto, desacomplejado y no especializado, que no tiene por qué haber leído nunca un cómic. Ya no hablamos solo, según García, del que creció leyéndolos y lo sigue haciendo, del nostálgico de la infancia, del incondicional del medio, sino de "un público de consumo cultural general, que se acerca a él igual que lo hace al cine o la literatura, simplemente porque son una lectura tan interesante, estimulante o enriquecedora como una novela de Roberto Bolaño, un capítulo de The Wire o la última película de los Coen". Laureano Domínguez, editor de Astiberri, y Emili Bernárdez, editor de La Cúpula, coinciden al añadir que una parte muy importante de este nuevo lector son mujeres. "El cómic llamaba más al lector masculino pero la novela gráfica ha desmontado el prejuicio".

EL CAMBIO EN LA INDUSTRIA Los tebeos de quiosco, coleccionables serializados y con grapa, producto barato y popular destinado a un lector infantil y juvenil, era el cómic que reinó durante años. "La industria que se basaba en él se extinguió rápidamente entre 1985 y el 2000. No había dónde publicar y muchos tuvieron que salir fuera", explica García. Pero renació en el siglo XXI, transformado, "y resucitado por editores con otras actitudes y horizontes" y por autores que han vuelto a publicar aquí y que pueden expresarse sin someterse a esa industria que ya no existe, "sin corsés formales ni exigencias editoriales". "Hoy no trabajamos para la misma industria, son épocas distintas y productos distintos. No se pueden comparar las tiradas de cientos de miles de la era de Pulgarcito o El Capitán Trueno , cuando no competían ni con la tele. Hoy competimos en el campo literario".

NUEVA DENOMINACION "Ha habido mucho ruido sobre el nombre novela gráfica --admite García--. La gente ha sentido la necesidad de dar un nombre distinto a este nuevo cómic adulto, tan diferente al tradicional de hace tres décadas. La expresión ha prosperado y el público ha entendido que no hablas de un Astérix o un Tintín, ni de un Batman o un Superman, pero sí, por ejemplo, de un Maus" (el recuerdo familiar del Holocausto, de Art Spiegelman).

EL MARCO TEORICO Aunque en los últimos meses han surgido varias novedades, no abundan en España los ensayos sobre cómic. García, autor de La novela gráfica (premiado en el Salón de Barcelona 2011), cree que los textos teóricos son necesarios para "permitir debates intelectuales o artísticos en un escenario de cultura general y para que inspiren a otros a interesarse por el cómic, pensarlo y escribir sobre él". Esa voluntad se respira en Supercómic , que reúne artículos que se acercan a los superhéroes, el género negro, el manga o la autobiografía, de autores como Pepo Pérez, Daniel Ausente, Eddie Campbell, Alberto García Marcos, Eloy Fernández Porta, Ana Merino, Raúl Minchinela o Emmanuel Guibert, amén de una historieta de Max y Mireia Pérez. "Son gente que sabe de cómic pero que también son especialistas en sociología, literatura o cine y por tanto manejan el cómic como cualquier otro medio cultural", destaca el coordinador. Todo lo dicho, a lo que se suma la facturación que ha experimentado el cómic en España en el 2012 --casi 100 millones de euros--, invita al optimismo. Y autores y editores, aunque saben que la crisis está ahí, esperan que esta no frene la inercia de su crecimiento.