El territorio de Agustí Villaronga (Mallorca, 1953) es cenagoso. Adentrarse por su cine, implica pagar un peaje emocional, a veces difícilmente resistible. Lo saben quienes se internaron en los meandros tortuosos de Tras el cristal , la película con la que debutó como director de largometrajes en 1987.

"Posiblemente sería difícil que pudiera rodarse hoy", opina Pablo Cantero, director del Festival de Cine Gay y Lésbico (Fancinegay) de Extremadura, que dedica una homenaje a este cineasta, que acaba de obtener el Premio Nacional de Cine. Tras el cristal forma parte de una selección de tres (junto a El mar y Pa negre ) que se exhiben en este encuentro cinematográfico

"Es un director que hace un cine oscuro, casi clandestino y a través de estas tres películas es posible ver su evolución", añade Cantero.

En su trayectoria figuran, además, obras de encargo (El pasajero clandestino o 99.9 ) y realizadas para televisión (Después de la lluvia o la que rueda actualmente, Una carta para Evita ).

Si Tras el cristal indaga en las relaciones entre un nazi y el joven que lo cuida, El mar describe el reencuentro de dos jóvenes, amigos en la infancia durante la guerra civil española, mientras que en Pa negre , un niño busca a los responsables de la muerte de un hombre y su hijo cuyos cadáveres encuentra en el bosque.

Vemos en estas películas el nexo que las une: la infancia, el mundo de la guerra y la posguerra, la crueldad, el deseo y la sexualidad, que el éxito de Pa negre , al ganar los principales premios Goya de este año, no hace más que amplificar.