Con un armazón argumental imbatible, escrito para el teatro por Agatha Christie, y una descripción de personajes cálida e ingeniosa, Billy Wilder alumbró, hoy hace 50 años, Testigo de cargo , un clásico del cine de suspense que tiene el toque de un maestro de la comedia.

Cuando Wilder aceptó rodar este guión por 100.000 dólares de honorarios y un 5% de los ingresos de taquilla, tenía una idea clara: "Quiero hacer una película de Alfred Hitchcock". Sin embargo, en el preestreno mundial del filme --el 30 de enero de 1958 en Londres--, quedó claro el toque personal que el vienés imprimió a esta trama judicial de final inesperado. En el reparto, estaban Tyron Power y Marlene Dietrich.