Y al final el público aplaudió Timón de Atenas . El montaje ideado por Joaquim Benite para acoplar el texto de Francisco Suárez y con José Pedro Carrión como protagonista, amarró durante una hora y cuarenta minutos (con un descanso forzoso provocado por el desmayo de una espectadora) a las 700 personas que pisaron el escenario del anfiteatro, la noche del miércoles, para ver esta obra dentro del ciclo Otras miradas .

Un ciclo en el que alternativos espectáculos, como este Timón , provoca contrapuestos sentimientos y opiniones de las más diversas índole, y más aún tratándose de una obra donde se crítica la hipocresía; la adulación de las personas interesadas; la falsía humana y a esas personas degradadas hasta el alma.

Esta visión de la tragedia escrita por William Shakespeare con el final más cruel y más triste fue la que decepcionó ayer a gran parte del público. "Menos mal, porque estaba dormida", comentaba una chica en la escena en la que Timón aborrece la falsa amistad de sus amigos arrojándoles platos de latón a degüello. El ruido de platillos hizo despertar a la chica.

Si Shakespeare levantara la cabeza vería sus versos vestidos de tan atrevida manera: desde un deslumbrante Cadillac azul que abre la historia de este joven pensador idealista --Timón--, equipado con esmoquin blanco y que se desnuda íntegramente ante la mirada del público, hasta una banda de saxofonistas decadentes a modo de cabezudos zorros, serpientes y gatos. Algo que vendió muy bien su director: "se trata de poner en el escenario lo esencial", aunque la verdad, esa pobre banda animal más bien se la podía haber ahorrado.

Esta representación tuvo, como parte más destacada, la interpretación del actor extremeño Esteban García Ballesteros y la composición musical de Juan de Pura.

El primero, por su excelente trabajo, que sumergido en un registro trágico para un actor habituado a papeles cómicos, le hizo despuntar por encima de Carrión, y además, en un montaje donde el resto de actuantes comenzaron tibios, a trompicones y mecánicos. El segundo, porque con su invención musical y sonora transportó inteligentemente al espectador desde el comienzo al fin del montaje.