Le Clézio es un novelista muy conocido en Francia. Su primera obra --´El atestado´-- obtuvo el premio Renaudot en el 1963. Como su protagonista que vive en una población cerca del mar y deambula por ciudades inquietantes y fascinantes, Le Clézio solo se interesa por los mundos perdidos, los mundos hundidos en los terremotos de la historia. En su primer periodo, Le Clézio recorrió los caminos de la locura y de la reflexión desesperada sobre el lenguaje. Aparece como un artista innovador. Al final de los años 70, aborda temas menos trágicos para explorar el planeta. Su curiosidad es universal. Traduce al francés ´La relación de Michoacán´. A diferencia de tantos escritores franceses, Le Clézio ha salido del Barrio Latino y de las playas provenzales de moda. Con él, visitamos el México prehispánico y la Isla Mauricio del siglo XVIII. Como Tintín, ha visitado todos los países. Peregrinando a la isla Rodrigues, dependiente de la Isla Mauricio de donde es originaria su saga y donde aún se habla un francés tan puro, Le Clézio descubre con el lector el cuaderno de uno de sus abuelos jugando con las sonoridades de la vieja lengua tropical. Olemos con él las fragancias de las naves de la antigua Compañía de las Indias. Apasionado de la cultura náhuatl, Le Clézio no ignora nada de la crueldad de esta civilización y no le deslumbran las luces ficticias del exotismo. La obra de Le Clézio parece ilustrar esta frase suya sobre la poesía de Henri Michaux: "Ningún poeta en el mundo puede decir tantas cosas con tan pocas palabras".