Aquí no se salva ni el trompetista. En un río de Oaxaca, encontraron el viernes asesinado a José Luis Aquino, trompetista del grupo de música grupera Los Conde. Apenas el día anterior, enterraban en Indianápolis a Sergio Gómez, fundador y cantante del grupo K-Paz de la Sierra, de Durango, secuestrado, torturado y estrangulado tras un concierto en Michoacán. Hace una semana, un sicario acabó en un doble atentado estremecedor con Zayda Peña, vocalista del grupo Zayda y Los Culpables. La llamada música grupera va dejando una estela de jóvenes músicos muertos en el norte fronterizo, donde triunfa el narcocorrido, y en los estados mexicanos atrapados en la ruta del narcotráfico.