El misterio de la Expedición Franklin parece cada vez más cerca de resolverse. Investigadores inuit y de la agencia Parks Canada presentaron hace unos días los resultados de sus estudios en el Terror, uno de los buques al mando del capitán Sir John A. Franklin que quedaron atrapados en el hielo ártico a mediados del siglo XIX. El otro era el Erebus. Por primera vez, el equipo de investigadores ha conseguido gracias a un vehículo operado por control remoto imágenes del interior del navío, que parece haberse mantenido ajeno al paso del tiempo.

Las imágenes muestran cómo la hélice sigue en su puesto y cómo, gracias a la gélida temperatura del agua y la falta de oxígeno y de luz, se mantienen casi intactos escritorios, sillas, armarios y hasta platos de la época, en el mismo sitio donde seguramente se encontraban en el momento del naufragio. Por la posición del barco, los investigadores sostienen que, posiblemente, el buque se mantuvo bastante tiempo flotando o encallado entre los bloques de hielo y acabó hundiéndose de forma inesperada.

En 1847, dos años después de haber zarpado del puerto de Greenhithe, en Inglaterra, la expedición comenzó a complicarse. Franklin, el capitán, había muerto y el irlandés Francis Crozier había tomado el relevo. Los dos buques de la expedición se encontraban atrapados entre el hielo y el nuevo capitán tomó la trágica decisión de abandonar las naves para intentar alcanzar tierra firme.

El suceso se convirtió en una fuente inagotable de inspiración. El mismísimo Julio Verne trató de seguir los pasos de Franklin en su novela Las aventuras del capitán Hatteras y la estupenda serie del 2018 The Terror, basada en una novela de Dan Simmons, recuperó la terrible epopeya de aquellos 129 hombres varados en el más inhóspito de los entornos.

La expedición perdida pretendía explorar por primera vez la totalidad del Paso del Noroeste -el trayecto marítimo más corto entre Europa y Asia-, pero sería el noruego Roald Amundsen, décadas después, a principios del siglo XX, quien se erigiría como el primer explorador que conseguía cruzar el mítico paso.

Las historias sobre los dos barcos siniestrados que durante generaciones habían contado los inuit empezaron a atraer la atención en el 2014, cuando investigadores hallaron, en el sur de la isla del Rey Guillermo, el Erebus, sumergido a 11 metros. Dos años más tarde se halló el Terror, a 20 metros de la superficie.

La única estancia del Terror que se ha resistido a los arqueólogos de Parks Canada es la del capitán, cuya puerta está cerrada. Los investigadores consideran que dentro, sellados en los cajones, podrían encontrarse en buen estado cartas de navegación y mapas, así como documentos del capitán. «Cada cajón y espacio cerrado será una información valiosísima, sin precedentes, para desvelar el destino de la Expedición Franklin», han afirmado.