Soñaron con hacer suya la gran banda sonora americana y fracasaron (Rattle and hum ); juguetearon con la electrónica y los ritmos bailables, y acertaron (Achtung baby ), y el regreso al rock directo de sus últimos dos discos quedó en el limbo. Ahora, No line on the horizon busca el camino de salida del embrollo equilibrando inmediatez y épica; guitarras y atmósferas. El nuevo disco de U2, que sale el martes a la venta, se acerca al sonido clásico de sus obras de mediados de los años 80, The unforgettable fire y The Joshua tree , con canciones de formato king size diseñadas para hacer temblar un estadio.

Aunque, semanas atrás, su compañía dosificó las escuchas del disco en la prensa con métodos propios del Berlín de la guerra fría, No line on the horizon ya campa por la red después de que una tienda digital australiana lo filtrara por error. El toque de gracia fue su comercialización oficial en Irlanda, que tuvo lugar el viernes. Su salto a las redes de intercambio y los sitios de descarga directa ha sido inmediato.

El productor Daniel Lanois anunció que el grupo iba a "reinventar el rock". Bien, No line on the horizon ni siquiera reinventa a U2, sino más bien lo contrario: es una nueva vuelta a casa, a un rock de gran formato más hondo que en sus últimos discos, con espacio para las texturas trabajadas y las estrofas grandilocuentes y retadoras ("solo el amor puede curar una cicatriz como esa", "cada generación tiene una oportunidad de cambiar el mundo"; "enfréntate a las estrellas del rock").

El peso de Daniel Lanois y de Brian Eno parece superior al de discos anteriores y trasciende el campo de la producción: por primera vez, sus firmas aparecen en los créditos de composición de varias canciones, siete de las 11 que incluye el trabajo. Esa implicación se plasma en unas composiciones con abundantes relieves sonoros y una tensión latente entre el músculo rockero y la cirugía tecnológica.

El disco se abre con la canción que le da título, una pieza monumental que sigue la pista de Where the streets have no name , con base de guitarra y apuntes de teclados como los de New year´s day . Luego llega Magnificent , que aunque empieza fatal (¿Simple Minds? ), conduce a un inspirado desarrollo en crescendo.

El interés sigue en alza con Moments of surrender , un medio tiempo insinuante, con los teclados en primer plano y protagonismo vocal, en el que el grupo prefiere seducir en lugar de aplastar. Unknown caller aporta muchas texturas y recovecos de producción, aunque se sustenta en un recurso épico más bien trillado, y I´ll go crazy if I don´t go crazy tonight rehabilita otro patrón ochentero. Get on your boots , el primer single, es una medianía garajera para alinear con Vertigo y Beautiful day .