Los sábados por la tarde, Tele 5 expulsa al aire --porque está ahí, sin sostenerse-- un programa titulado El buscador de historias. Abominable. Es una mezcla de tragedias y de... Y de nada más. Truculencias de otro tiempo: las caras de Bélmez --que, junto con algún tertuliano radiofónico, es lo poco que todavía nos queda de la época franquista--, cuerpos que combustionan solos, naufragios, huracanes... En fin, catástrofes artificiales, porque parecen sopladas por los guionistas del programa. Nada de natural hay en todo esto.

Por supuesto, en medio de las desgracias metieron a Rocío Jurado. El presentador, Emilio Pineda, sobresaltó a la audiencia asegurando que la fiebre de la chipionera era cada vez más alta --ítem que enfatizó en varias ocasiones--, que habían anulado las visitas a su habitación y que el hospital haría público un nuevo parte de guerra, perdón, médico, en breve. Y, de repente y sin aviso, se les murió la otra Rocío, la que no estaba en ninguna previsión (y de ahí la mala conciencia de los especialistas rosas, enfrascados con la Jurado, y sus lamentos de mariachi). Por supuesto, la de Chipiona se enfrió repentinamente.

Después, ya con serenidad, en el informativo explicaron que Jurado no había empeorado y que el hospital se atenía al comunicado de la mañana. En ese caso, ¿quién compensa al público?, ¿cómo se restituye la fe en el medio? Tras la tregua de las noticias, Salsa rosa , que prometió al ya devastado telespectador unas imágenes exclusivas del cuerpo enfermo de la Jurado. Nunca fueron emitidas. Qué farsa. Qué fraude. ¡Y ahora la Pantoja también en el hospital! ¿La UCI? Sí, Unidad de Cronistas Intensivos.