En junio de 1939, Timoteo Pérez Rubio entregó en la Sociedad de Naciones en Ginebra el conjunto de obras de arte español que había conducido hasta la ciudad suiza después de un azaroso viaje por España y Francia para ponerlas a salvo de la guerra. Su compromiso público con la República no le llevaba a engaño, de manera que el futuro para él era el exilio. El lugar elegido en 1940, después de una estancia en el país helvético, era Brasil, donde murió en 1977. Había nacido en Oliva de la Frontera en 1896 y llegó a ser uno de los grandes pintores extremeños del siglo XX. Para ello, estudió arte, primero en la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz, donde fue alumno de Adelardo Covarsí, y posteriormente en Madrid. Viajó por Europa entre 1921 y 1928, años en los que estuvo alojado en la Academia española en Roma. Allí se casó con la escritora Rosa Chacel y pintó algunos de sus mejores cuadros. En los años 30 ganaría una Medalla de Oro por su ´Paisaje de Normandía´ en la Exposición Nacional de Bellas Artes. El exilio lo retuvo en Brasil hasta 1974, en que volvió a exponer en la Biblioteca Nacional de España. Pero fue solo un momento. En seguida regresó a Río de Janeiro, donde falleció tres años después.