Un final trágico para una vida trágica: un artista con problemas y pocas simpatías que huye del mundo que le ignora quitándose la vida. Es una manera rápida y fácil de resumir la torturada trayectoria y la extraña muerte de uno de los artistas más importantes, sino el que más, del siglo XIX: Vincent van Gogh. Tan mitificada está su desaparición como su vida. Quien más quien menos sabe que el autor de Los girasoles vivió atormentado y en la más absoluta de las miserias, que solo consiguió vender un cuadro en vida, que se mutiló una oreja y se pegó un tiro en medio de un trigal la tarde del 27 de julio de 1890.

Todas estas aseveraciones, menos una, las comparten Steven Naifeh y Gregory White Smith. Para estos abogados e historiadores, ganadores del Premio Pulitzer por su biografía sobre Jackson Pollock, el genio holandés podría haber muerto a causa de un tiro accidental --o no-- disparado por un adolescente rebelde y algo gamberro. Su teoría la desentrañan en Van Gogh: la vida (Taurus), una monumental pero ágil biografía, casi 900 páginas, sobre el pintor holandés recientemente publicada en castellano. El libro también recorre su vida, su pasión por el arte y sus relaciones personales.

Para los autores, Van Gogh era un fanático de corazón volcánico con ataques de excentricidad y vehementes manías. Un genio con pasiones indomables capaz de poner la misma urgencia e ingenuidad de un niño en cosas tan diversas como buscar escarabajos, o leer a Shakespeare y Balzac. Un ser impetuoso que acabó convertido en un adulto rebelde, torturado, alejado del mundo y de su familia. Pero no en un suicida. Van Gogh consideraba el acto de quitarse la vida como algo "siniestro", "terrible" y "cobarde". Pero tales adjetivos no son la razón en la que Naifeh y White Smith sustentan su teoría. Basan su hipótesis en la reconstrucción de los hechos y en la información aportada por nuevos testigos, entre ellos, René Secrétan, el supuesto y posible autor del disparo, que en 1956 dio una entrevista hablando del tema pero en la que no acabó de reconocerse como autor.