Tiene un gran espíritu de juego la muestra del Rijksmuseum. Empareja a Velázquez con Rembrandt pero también a Rembrandt con Ribalta, y a Rembrandt con Murillo, y a Velázquez con Fabritius, y a Velázquez con Hals, y a Murillo con Van den Tempel, y a Zurbarán con Van Galen, y a Zurbarán con Bloemaert, y así hasta un total de 26 emparejamientos, que son 26 nuevas formas de ver 52 obras de arte. Más los tríos. Hay encantadoras parejas como Taza de agua y una rosa, de Zurbarán, y Bodegón con espárragos, de Adriaen Coorte; parejas gozosas como El bufón el Primo, de Velázquez, y El mulato, de Hals; y parejas fastuosas como San Serapio, de Zurbarán, y El cisne amenazado, de Jan Asselijn, a cuya vista el visitante puede acabar pensando que San Serapio vuela como el cisne o que el cisne es mártir como San Serapio, o San Serapio un cisne amenazado, o que el cisne es San Serapio. Riqueza, fe, religión, amor, poder, belleza, cada pareja está hecha para evocar un sentimiento, acaso algo vago que terminará de existir en el sofá de casa. Al final, en la exposición cada uno verá lo que quiera ver.