Versos de Antonio Machado despidieron ayer al que fue director de la Editora Regional de Extremadura (ERE), Fernando Tomás Pérez González. Los leyó uno de sus hijos al agradecer la asistencia a quienes se desplazaron al mediodía a la misa funeral celebrada en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima de Cáceres.

Eran palabras de Machado, del poema Cuando se fue el maestro , dedicado a Francisco Giner de los Ríos, pero podrían ser las del propio Fernando Pérez. "Hacedme/ un duelo de labores y esperanzas./ Sed buenos y no más, sed lo que he sido/ entre vosotros: alma./ Vivid, la vida sigue/los muertos mueren y las sombras pasan;/ lleva quien deja y vive el que ha vivido".

Amigos, compañeros, gentes de la cultura y de la docencia acompañaron a los familiares de Fernando Pérez en la parroquia cacereña y posteriormente en Santa Marta de los Barros, en cuyo cementerio fue enterrado.

Pruebas

El consejero de Cultura, Francisco Muñoz, escritores como Gonzalo Hidalgo Bayal, Miguel Murillo, Julián Rodríguez, Antonio Sáez, Santiago Castelo y Alvaro Valverde, profesores de universidad como Miguel Angel Lama y Miguel Angel Melón, entre otros, acudieron ayer en el entierro.

En las últimas semanas, Fernando Pérez corregía las pruebas de su último trabajo, el de comisariado (junto a Juan Gil) de la amplia exposición Extremadura en sus páginas: del papel a la web , que se inaugurará en septiembre en el MEIAC de Badajoz. Simultáneamente aparecían nuevos libros, como la poesía completa de José María Gabriel y Galán, en la editorial que dirigió en los últimos diez años y desde la que nuevos autores se dieron a conocer a los lectores extremeños y españoles. La proyección exterior de esta empresa pública fue reconocida por los propios editores, como el director de Anagrama, Jordi Herralde, según recordó a este diario el escritor Luis Landero.

Otra prueba de la atención que se prestaba a las publicaciones de la editorial extremeña fueron las frecuentes reseñas de prensa en los principales suplementos culturales españoles, que se hicieron eco, por ejemplo, de las novedades de La Gaveta, una colección de relatos y novelas cortas, en la que autores consagrados (Andrés Trapiello, José Luis García Martín, Félix Grande, Javier Cercas) alternaron con otros incipientes o noveles (Javier Pascual, Javier Alcaíns).

En el terreno de la poesía siguió los mismos presupuestos de La Gaveta. La colección permitió el bautismo de nuevos poetas junto a la publicación de otros de trayectoria consolidada, de tal manera que el panorama poético de la región, como el narrativo, no puede entenderse en los últimos diez años sin acudir a los libros publicados en la ERE.

Angel Campos, Basilio Sánchez, Serafín Portillo, José Antonio Zambrano o José María Cumbreño figuran en su listado. A esta serie se unió la más reciente de ensayo literario y la denominada Vincapervinca.

Quizá la edición de la Biblioteca de Barcarrota se granjeó con mayor motivo el calificativo de modélica. Los diez libros (entre ellos una edición inédita de El lazarillo de Tormes ) y un manuscrito del siglo XVI encontrados en una casa de esa localidad pacense han ido publicándose individualmente en ediciones de lujo y a la vez accesibles para el público, con estudios rigurosos de los principales especialistas.

La recuperación, en la colección Rescate, de obras destacadas para el desarrollo de la literatura extremeña, la de Actas/Documentos, memoria de congresos y encuentros de investigación, entre otras publicaciones, o las coediciones con empresas privadas apuntan las ramificaciones editoriales de su director para que ningún aspecto de la cultura extremeña quedara desatendido.