Antes de que aterricen en el festival de San Sebastián, los hermanos Zapatilla se presentarán en sociedad en la primera quincena de septiembre en otro certamen internacional, el de Toronto, donde participarán en la sección Kids , dedicada al cine infantil. Más tarde, en octubre, la película --cuyas primeras imágenes también se pasearon este año por el certamen de Berlín para posibles compras internacionales-- llegará a las salas comerciales españolas con el claro objetivo de comerse la taquilla. Para eso precisamente ha sido cocinada con tres ingredientes: aventura, misterio y amistad.

Que nadie espere una historia excesivamente dulzona y naíf. Zipi y Zape y el club de la canica --cuyo director, Oskar Santos (El mal ajeno ) ha bebido tanto de Los Goonies como de la saga Harry Potter y las novelas de Los Cinco -- está especialmente dirigida al público familiar, pero tiene también su parte oscura. Que se lo digan al villano con parche en el ojo (Javier Gutiérrez) que amargará la vida a los revoltosos hermanos (Raúl Rivas y Daniel Cerezo) cuando estos son recluidos en el internado Esperanza, una especie de cárcel donde los juegos están prohibidos.

Rodada en Hungría y Euskadi, la cinta no es una adaptación literal del cómic de Escobar --creador de otros personajes míticos, como el siempre hambriento Carpanta-- sino una versión actualizada de los hermanos, nacidos en 1948 en las páginas de la revista Pulgarcito. Eso sí, en Zipi y Zape y el club de la canica , los protagonistas serán lo que han sido siempre: dos niños que rebeldes que desafían la autoridad.