En Córdoba, donde se instaló a los 5 años, Vicente Amigo es un ídolo. "Es un genio hasta sentándose y cogiendo la guitarra", asegura ante la Mezquita un taxista que dice haber compartido profesor de música con él. Un aura de incorporeidad envuelve a este tocaor melódico y prodigioso, embarcado en una gira internacional permanente, a la vez que anda embarcado en su nuevo disco.

"Será un disco de colaboraciones. A Alejandro Sanz le he mandado su canción y le encanta. En el disco habrá dos o tres piezas flamencas al uso. El resto supondrá un acercamiento al pop".

Amigo le ha echado también anzuelos al bajista Alfredo Paixao y al batería de Sting, Manu Katche, que conoció cuando participó en el álbum Sacred love del líder de The Police. El compacto, aún sin título, saldrá en otoño. "Y más que una demostración guitarrística será un disco cantable. ¡Hasta mi guitarra cantará!". Además, contará con la presencia del pope del jondo, el cantaor Enrique Morente, y la de Simón Potito y de los bailaores Joselito Romero y Farruquito. "Espero que se peguen una patadita en la bulería que les he reservado".

Sostiene Amigo que este disco es "un paso adelante en la búsqueda de la sencillez, de la esencia que siempre busco. Demasiadas veces los guitarristas nos emparanoiamos, nos complicamos tocando para otros guitarristas".

Se le ha bautizado como príncipe y califa de la guitarra. ¿Con qué termino se queda? "No me he comprado traje de ninguna de esas cosas... No soy muy de carnaval, aunque en Navidad me disfracé de mujer y mi niño se meaba de risa", dice, a carcajada limpia.