Solo ha pasado una semana de la entrega de los premios más importantes del cine español y, aún siendo pronto para conocer cómo será el futuro de los extremeños que han sido galardonados con un Goya, algo seguro es que la vida les ha cambiado. No como tal, ya que la rutina va a ser la misma y en esto coinciden tanto José María Fernández de Vega, productor de ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’, mejor película de animación, como Silvia Venegas, directora de ‘Nuestra vida como niños refugiados de Europa’, mejor cortometraje documental.

«No va a ser un cambio radical, continuaremos con el proyecto en el que ahora estamos trabajando. Cada día, como hasta la fecha», explica Venegas. Habla en plural, porque para la extremeña lo más «gratificante y bonito» de haber obtenido este premio es poder compartirlo. Mientras relata su experiencia a este periódico, la directora tiene de frente a Goya. En una estantería y mirándola. «Por el momento la estatua no está en Extremadura, pero viajará pronto».

No es la primera vez que la cineasta de Santa Marta recoge este galardón. En 2015 lo hizo como productora por ‘Walls’, aunque esta vez sí que es el primero que recibe bajo su batuta. Sin saber si será o no el último, Venegas cuenta que tan solo la sensación de poder ganarlo --la nominación-- significa mucho.

En eso Makingdoc, su productora junto a Juan Antonio Moreno, ya ha repetido en varias ocasiones. También confiesa que cuando te embarcas en un proyecto de estas características «siempre aspiras a lo máximo, pero nunca te propones nada concreto». No lo imaginaban, ni al principio ni al final, pero desvela que lo primero que pensó al tener a Goya entre manos fue en los que hicieron posible el trabajo. «Este premio es de todos», recalca.

El ‘cabezón’ de ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’ no pisó Extremadura hasta el jueves. Los productores pidieron copias para todos y ahora, en el estudio de The Glow, lucen tres, una por cada uno de los miembros de la productora. «No quiero ponerlo en mi casa porque la película y el éxito es del equipo. Quiero que esté en mi lugar de trabajo y lo disfrutemos todos juntos», relata Fernández de Vega. Una vez llegaron a Almendralejo, lo primero que se encontró el productor fue un dibujo de un vecino, pegado con celo en su puerta. En él le daba la bienvenida y le felicitaba por el galardón. Al día siguiente, otra pintura. Esta vez, la de un niño de 8 años, también vecino, que decidió retratar al productor y a su esposa junto con la cabeza de Goya.

Aún emocionado, Fernández de Vega destaca la gran acogida en su tierra. «Todos se paran, me dan la enhorabuena. Antes, lógicamente, nunca me había pasado esto. Los premios Goya tienen una gran relevancia visual en España. Es increíble».

A su parecer, recibir esta recompensa supone una enorme alegría debido a la visibilidad que se le da a Extremadura. «Con esto se confirma que aquí hay hueco para el cine de animación. Muchas personas no creen que esto sea posible aquí y la realidad es que no solo hemos ganado el Goya, hemos tenido reconocimientos por todo el mundo y eso significa que no solo nos lo está diciendo España, si no el mundo entero», explica. «Esto se traduce en que es factible y que hay que seguir contando nuevas historias».

Al bajar de la nube

Al bajar de la nubeCon los pies en la tierra y la mirada ya en el trabajo, José María Fernández de Vega asegura que haber recibido el galardón es todo un impulso. «Un arranque para continuar haciendo cine con más ganas». Ahora no solo habla del Goya, sino también de lo que ha supuesto el filme, en general. «Ha marcado un antes y un después», confiesa.

El almendralejense sopesa que a partir de ahora, gracias al premio, será más fácil financiar y poner en marcha otros proyectos que les ronda la mente. «Esto no solo es importante para mí, sino para aquellos que puedan aprovechar una oportunidad laboral en el cine», explica. Bajo su punto de vista, también será un cambio para aquellos que quieran embarcarse en nuevos proyectos. «Me gustaría que esas personas que se cuestionan por cosas imposibles, las hagan realidad».

De igual modo, Venegas asegura que a nivel profesional este premio es un reconocimiento para el equipo y la productora. «Así, más instituciones y personas confiarán en nosotros». En cuanto a lo personal, la directora asegura que cosas como estas son las que le indican que va por buen camino. «Esto genera más confianza. Además, con los protagonistas adquieres compromiso y, en este caso, el premio lo confirma».

Una semana después, ambos recuerdan los momentos previos a recoger el ‘cabezón’. «Sabía que cabía la posilibidad de subir y llevárnoslo, pero es que ahora --todavía algo asombrado-- es una realidad», declara Fernández de Vega. Tampoco se olvidan del discurso. El exremeño asegura que no se le escapó nadie. «Lo más importante era reconocer el trabajo de los que estuvieron detrás de la película. Ellos son lo que lo merecen». Sin embargo, a Venegas sí que le hubiera gustado excederse más en los agradecimientos. «Me faltó recalcar el papel fundamental de Juan Antonio Moreno. Sin él esta película no hubiera sido posible. Ha sido más que un productor, ha participado en todas las fases de la película. Es todo un honor trabajar con él desde 2007 creando cine documental». El futuro de Silvia es claro: trabajar en el nuevo largometraje documental que dirige Juan Antonio Moreno. «No hemos descansado ni un solo día», apostilla.

Antes de pensar en el porvenir, Fernández de Vega aclara que para él lo más importante es: «Pensar dónde estábamos hace tres años, dónde estamos ahora y dónde vamos a estar en los tres siguientes». Por el momento, empezarán celebrando el aniversario de The Glow, que este 2020 cumple 10 años de trayectoria. No obstante, el primer regalo ya se lo tienen en casa.