Cuando creíamos que lo conocíamos todo, aparece un filme o un libro que nos certifica que nuestras lagunas siguen siendo inmensas. Viktor Tsoi fue un músico de rock muy popular en la última década de la Unión Soviética, pero fuera de ese ámbito resultaba prácticamente desconocido. La película 'Leto', estrenada este viernes, nos explica quien fue este personaje y la escena musical del momento.

Puede que de 'Leto' se hable más porque su realizador, el director teatral Kirill Serebrennikov, se ha pasado un año y medio en arresto domiciliario. Fue detenido por la policía al finalizar el rodaje del filme, acusado de malversación de los fondos de una organización de artistas, pero el pasado 8 de abril fue puesto en libertad con la obligación de permanecer en Moscú.

Un escándalo siempre viene bien, pero una película como 'Leto' no lo necesita. Más que una biografía de Viktor Tsoi, el trabajo de Serebrennikov es el retrato de lo que pasaba en Leningrado en los años 80, cuando muchos músicos soviéticos escuchaban la música procedente de Inglaterra y Estados Unidos, del glam rock de David Bowie y Marc Bolan al post-punk y la nueva ola neoyorquinos de Richard Hell, Blondie y Talking Heads.

En el filme aparecen canciones de estas bandas anglosajonas, vemos las portadas de sus discos en las casas de los protagonistas y notamos la influencia que tuvieron. Pero, sobre todo, 'Leto' es un documento de cómo el rock podía convertirse en un arma contracultural. En la primera secuencia, decenas de jóvenes soviéticos asisten a un concierto de rock. Están pulcramente sentados en sus sillas y apenas pueden mover pies o cabeza para seguir el ritmo, ya que el local está controlado por agentes del Gobierno que no se lo permiten.

'Leto' es el título de uno de los temas que Tsoi grabó con su banda Kino, un nombre muy cinematográfico: kino es cine en ruso. Hay algo del espíritu de la 'Nouvelle Vague' francesa en las primeras secuencias, cuando Tsoi llega con su guitarra acústica al lugar donde otros jóvenes se expresan musicalmente como válvula de escape al totalitarismo soviético. El rock como actitud y revolución.

Más poético que político

Así lo vivió el joven Tsoi, nacido en Leningrado en 1962, hijo de madre soviética y padre de origen coreano, y fallecido en un accidente de coche en 1990, en Letonia. Formó Kino en 1982 y grabaron ocho discos. Las canciones hablan de la realidad desde una perspectiva más poética que política, pero eso no fue obstáculo para que se convirtieran en himnos generacionales.

En el filme aparece también el otro gran pionero de la escena rockera de Leningrado, Mike Naoumenko, fallecido en 1991, ya que 'Leto' observa tanto la música como la relación entre los dos guitarristas y la esposa de Naoumenko, Natasha. Un 'Jules y Jim' con fondo rockero y combativo.

La película propone, además de tomas originales o curiosas versiones callejeras de 'Psycho killer' (Talking Heads), 'The Passenger' (Iggy Pop), 'Perfect day' (Velvet Underground), 'Broken hearted boy' (T. Rex) o 'Ashes to ashes' (David Bowie), la restitución del paisaje rockero del Leningrado de la época a través de las canciones de Zveri (Las Bestias), grupo de rock-punk creado en el 2002, y puede escucharse la muy pop 'Kontschitsa leto' interpretada por Kino.