La Audiencia Provincial de Valencia ha concedido al Ayuntamiento de Villarrobledo (Albacete) la titularidad del festival de rock "Viña Rock", por lo que la promotora "Matarile" no tiene derecho a cambiar a Benicássim (Castellón) la celebración del certamen, como tenía previsto en 2007.

Según informó el consistorio en una nota de prensa, ayer el Ayuntamiento conoció la sentencia de la sección novena de la Audiencia Provincial de Valencia que revoca otra emitida en primera instancia, con lo cual la marca "Viña Rock" pasa a ser titularidad del consistorio.

El alcalde de Villarrobledo, Pedro Antonio Ruiz, se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Benicassim advirtiéndole de las graves consecuencias que podría tener que usen el nombre para el festival que se va a desarrollar en esa localidad.

El nombre de "Viña Rock" surgió en 1996, cuando un grupo de jóvenes se reunió con el concejal de Cultura de Villarrobledo para organizar en la localidad un festival de música "arte-nativa".

La denominación se eligió por estar Villarrobledo considerado el "mayor viñedo del mundo", al tener más de 32.000 hectáreas de viña.

El festival ha mantenido a lo largo de la historia el nombre de "Viña Rock", que la productora "Matarile", dos años después de que comenzar a celebrarse, registró sin ponerlo en conocimiento del Ayuntamiento, organizador del evento musical.

En el comunicado, el alcalde de Villarrobledo afirma que la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia "ha hecho justicia y nos ha dado la razón en algo que el pueblo tenía claro, que el Viña Rock es de Villarrobledo".

El Ayuntamiento de Benicássim anunció hoy en febrero pasado que esta localidad acogería la próxima edición del festival Viña Rock 2007, que se celebraba desde su creación en la localidad albaceteña de Villarrobledo.

La productora "Matarile" alegó para el traslado que habían requerido mejoras en el recinto donde se celebraba el festival en numerosas ocasiones, debido al aumento de público de los últimos años, unas mejoras que nunca se hicieron.Regier dijo que Emilio no es consciente de lo que le rodea y, entre otras cosas, el tubo en su garganta le está causando dolor, al igual que una terapia que obliga a golpearle en el pecho para expulsar secreciones.

Uno de los puntos de vista más llamativos en este caso corresponde al obispo católico de Austin Gregory M. Aymond, quien dijo que, aunque comprende el dolor de la madre, deberían retirarse las máquinas que mantienen artificialmente la vida del pequeño.

"Si un procedimiento médico no es esperanzador y es excesivamente gravoso, los católicos no están moralmente obligados a seguirlo", expresó en un comunicado.