Gritos de libertad sobre el escenario. Poesía, danza y teatro se dan la mano para reivindicar un mundo sin barreras. Un viaje de emociones para enfrentar al espectador a lo bueno y a lo malo. Un relato que evidencia que, en demasiadas ocasiones, la vida es hostil. Y se ceba con las mujeres, que han de pelear día a día por transformar su realidad.

No es solo una crítica a la violencia machista, es el reflejo de la lucha por la igualdad, por el respeto, por la pasión, por ser dueñas de una libertad que en pleno siglo XXI debería pertenecer a todos. Y es también un homenaje a esas mujeres anónimas que tanto lograron para que el mundo fuera un lugar más justo.

Frescura y empatía

Violeta rezuma frescura. «Es una historia en la que nos podemos ver reflejada cualquiera», expresa su protagonista, la actriz pacense María Lama (41 años). La obra llega esta noche al teatro López de Ayala de Badajoz con motivo del Día contra la Violencia de Género. La función empezará a las 21.00 horas.

Lama se mete en la piel de Violeta para transmitir sobre las tablas del teatro qué significa tener que derribar muros, personales y profesionales, para poder encontrar un hueco. Y así lo resume: «Se sigue cosificando la figura de la mujer, ¿hasta cuándo va a durar esto?».

«Los creadores, quienes escriben los guiones y los textos, casi siempre son hombres, y eso ya es hora de cambiarlo», subraya.

María Lama vive con la misma intensidad la danza y el teatro. De hecho, empezó con baile clásico, después se pasó al contemporáneo, y ahora dirige dos escuelas, una en Badajoz y otra en la localidad portuguesa de Campomayor, donde precisamente fue el estreno de Violeta el pasado 14 de octubre.

Dos años en un banco

«Pero imagínate lo que es decirle hace más de 20 años a tu familia que te quieres dedicar a las artes escénicas, era algo bastante raro, sobre todo aquí en Extremadura, que era un desierto. Bueno, y lo sigue siendo en muchos aspectos. Así que paralelamente estudié la carrera de Económicas e incluso llegué a trabajar dos años en una entidad bancaria», recuerda.

Ahora el papel de Violeta lo vive como un regalo: «Me siento muy cómoda con el personaje porque la historia se desarrolla a través de la danza, una disciplina que forma parte de mi experiencia personal y profesional».

Lama interpretará un texto que quiere conmover al público a través del deseo de crear, soñar y volar. Que el espectador salga del teatro con la certeza de que ha vivido en primera persona el clamor por la dignidad.

Violeta es emoción y belleza, delicadeza y lucha, sentimientos representados por una actriz que, al igual que su personaje, batalla por lo que cree.