Para mostrar su visión más o menos realista y contenida del cine de catástrofes y epidemias, el director estadounidense Steven Soderbergh se ha acogido en Contagio a la fórmula que tan bien le funcionó en Traffic , su película sobre el tráfico de drogas.

Se trata de concentrar una media docena de personajes con cierta entidad, algunos relacionados entre sí, otros no; construir una especie de relato de historias cruzadas y asegurarse la participación de un buen puñado de actores notables y conocidos para encarnar a esos personajes.

En esto nunca tiene problemas Sodebergh: los repartos de sus cintas corales siempre acostumbran a ser espectaculares.

El de este no es la excepción: Marion Cotillard --cada día más instalada en el cine estadounidense--, Matt Damon, Jude Law, Gwyneth Paltrow, Kate Winslet y Laurence Fishburne capitanean sin problemas la acción, algunos con mayor protagonismo que otros, figuras ocasionales, relevantes o decisivas como la que interpreta Paltrow.

Pero a diferencia de lo que sucedía con Traffic , cinta construida sobre la tensión, Contagio , que debería ser igualmente tensa por lo que relata --una pandemia que afecta al planeta y mata a las personas en poco tiempo--, resulta demasiado plana, carente de toda rugosidad, rodada además en un digital sin relieve y con una patina de telefilme sin demasiadas ambiciones.

Los tonos de carácter más documental o el intento, a través del personaje que interpreta Jude Law, de cuestionar determinados métodos de la política y la sanidad estadounidense, salvan ocasionalmente una película que aspira a mucho y se queda en poco.