Que una tesis doctoral demuestre sentido del humor tiene mérito. Pero más lo tiene haber hecho reír a alguien que conocía bien el tema a estudiar: Julio Cortázar. A Aurora Bernárdez, primera esposa, albacea y viuda oficial del escritor, le hizo tanta gracia la que escribió Carles Alvarez, doctor en filología hispánica, que, cual hada buena, le recompensó con un tesoro. Los papeles que encerraba una cómoda de cinco cajones atiborrada de mecanoscritos (y unos pocos escritos a mano) que ahora componen el grueso de Papeles inesperados (Alfaguara), un libro misceláneo de textos dispersos que aparecen cuando ya se creían publicados y cumplidos todos los inéditos del autor.

El libro, a decir de Alvarez, responsable de la edición junto con Bernárdez, completa la imagen tradicional que el público tiene de Cortázar e invita a redescubrirlo. El conjunto aporta 11 relatos nunca incluidos en libro, 3 historias de cronopios que el autor desechó en origen, un capítulo inédito del Libro de Manuel , 11 episodios protagonizados por Lucas (De Un tal Lucas , claro), 35 artículos de literatura, política y viajes, 10 piezas dedicadas a los amigos (entre ellos una joya sobre la cantante de tangos Susana Rinaldi en un intento de impulsar su debut en París), 11 artículos sobre pintura, escultura y fotografía, nueve textos juguetones e inclasificables (uno de ellos sobre las propiedades de la medicina efervescente se incluye aquí), cuatro irónicas autoentrevistas y 13 poemas inéditos. Lo que encontrará el lector veterano es "puro Cortázar", no otro distinto.