Adiós al tótem de la canción española. Un icono que supo hacer del robo de su carro el himno de la España del desarrollo, cuando la santísima trinidad de la canción española eran él, Lola Flores y Raphael. Manolo Escobar era el concepto popular llevado a su mejor versión (sin escándalos que enturbiaran su biografía). El cantante almeriense falleció ayer. Hacía muy poco (el pasado sábado 19) que había cumplido 82 años.

Murió en su casa, en Benidorm, el lugar que en el 2000 dijo que había elegido para morir y donde han instalado su capilla ardiente. Aunque Manolo Escobar se crió en Barcelona y, sobre todo, en Badalona (Qué bonita es Badalona , reza el pasodoble que él mismo reivindicó). Donde están enterrados sus padres. Y donde las banderas ondean desde ayer a media asta.

Escobar arrastraba importantes y continuos problemas de salud desde hacía varios años: pancreatitis, ictus, dos operaciones a corazón abierto y en mayo del 2010 un cáncer que no logró apartarle del todo de los escenarios (su último recital fue en A Coruña el 17 de agosto). Hace dos semanas fue ingresado en el hospital de la localidad alicantina en el que recibía quimioterapia por el cáncer tras detectársele también una insuficiencia renal y haber sufrido otro ictus, que le impidió, el 8 de octubre, recoger en Barcelona su último premio: la Medalla al Treball President Macià.

'POROMPOMPEREANDO' Adiós al símbolo de la España de los años 60, que se pasó más de medio siglo porompompereando sobre los escenarios coplas festivas, con vocación de animar a la gente, que la vida de por sí ya duele. Era "el quinto de 10 hermanos de una madre que parió 19", explicó a este diario, y que rápidamente tuvo que emigrar. Manolo Escobar comenzó en la radio en Barcelona, en 1955, junto con sus hermanos Baldomero y Salvador, tocando la guitarra y cantando. Luego vendrían las bodas y comuniones. Los tablaos y farolillos. La televisión y el cine, con 20 películas rodadas entre 1963 y 1981 (aunque él mismo decía que "todas eran iguales" y que valían "más bien poco"). Y llegaría el éxito espectacular, con títulos como Y viva España , compuesta por cierto por flamencos de Flandes. También le dedicó a Extremadura el tema Mi novia extremeña .

Escobar hizo su incursión también en el mundo del teatro, de la mano de Xavier Albertí, con las evocadoras funciones De Manolo a Escobar. Un repaso musical a su vida, con guión de Marc Rosich. Y este mismo 2013 seguía representando la obra Antología de la copla. Este embajador de la música popular estuvo siempre ligado a su compañera eterna, la alemana Anita Marx (llevaban juntos 53 años), y a su hija, adoptada, Vanessa, a quien le dedicó una canción y que le hizo abuelo.

COLECCIONISTA DE ARTE Adiós a un gran amante de la pintura. Deja una de las mejores colecciones personales de arte contemporáneo de los últimos años. "Me falta algún Arroyo, un buen Tàpies... Con las primeras 5.000 pesetas que gané me compré una acuarela de Gimeno y luego sorollas, casas... Adquirí un barceló por 400.000 pesetas que hoy vale millones. Es la herencia que dejaré a los míos", explicó en el año 2010, cuando tenía metástasis en el pulmón y el hígado.

Adiós a un culé hasta la médula. Escobar nació en El Ejido, pero eligió ser del Barça. Era el socio 20.164. El 1 de diciembre del 2012 recibió por segunda vez la máxima distinción del club (la insignia de oro y brillantes).

La primera se la había impuesto hace años el entonces presidente azulgrana Enric Llaudet y se la robaron de su chalé de Benidorm. Además, colaboró en actos como el concierto Més que un concert organizado por la Agrupación Barça Veterans (ABV) con motivo de su 50 aniversario.

Esta tarde será el funeral. Sus restos serán incinerados y se quedarán en Benidorm, tal como él quería. Pero su legado musical (grabó más de 70 discos) permanecerá. Y hasta quizás se edite un álbum póstumo, según informó ayer a este diario su sobrino y representante, Gabriel García. De hecho, tenía que salir esta misma Navidad. "Era una sorpresa: un popurrí con temas clásicos. Pero no hemos llegado a tiempo", se lamentó Gabriel García